J. OCtavio Ferreyra Rodríguez
En el año de 1913, el militar Victoriano Huerta traiciona al presidente Francisco I Madero, quien en menos de un año, logra terminar con la dictadura de Porfirio Díaz, apoyado por Villa y Zapata, quienes se distanciaron de él, al ver que muchos personajes porfiristas, astutamente se colaron en su gobierno.
Huerta, con la ayuda de las embajadas de Alemania y Estados Unidos de América, realiza un golpe de Estado, obliga a que Madero y Pino Suárez firmen su renuncia tras ser detenidos en Palacio Nacional, después de ello, por la noche, los envía a la cárcel de Lecumberri, en el trayecto son cobardemente asesinados.
El miedo paraliza a la gente, nadie se atreve a cuestionar ese bárbaro recurso para hacerse del poder, asesinando a un buen hombre que tenía como principio “sufragio efectivo no reelección”, él con su sangre logra que por primera vez en el siglo veinte se realice el más completo ejercicio de democracia que se ha practicado en México.
Sin embargo en el poder legislativo hubo un senador chiapaneco, el médico oftalmólogo Belisario Domínguez quien en el Congreso exige leer un posicionamiento ante el crimen del chacal Huerta, el secretario lee el documento y se espanta por el contenido del mismo, negando que en la alta tribuna se conozca el sentir de Domínguez. El senador no queda conforme, manda imprimir cientos de copias que personalemnte se encarga de distribuir entre la gente y el pueblo.
El contenido principal de la condena, era de que llamaba al Congreso para que desconocieran el ilegítimo gobierno del militar traidor de Huerta, quien falsamente aseguraba que el mismo Congreso le había dado su permiso para ocupar la silla presidencial. Además de pedir que los dirigentes revolucionarios se reunieran para designar un Presidente provisional. Don Victoriano echa espuma de coraje al darse cuenta del valor del chiapaneco, lo manda aprehender, para ser conducido a un panteón donde es fusilado, un siete de octubre de 1913.
Huerta no contento con ello, disuelve el Congreso y detiene a cincuenta legisladores. Hoy cada año se otorga a los mejores hombres o mujeres la presea “Belisario Domínguez”, en esta ocasión se le entrega a la economista Ifigenia Martínez, una verdadera mujer que gran parte de su vida la ha dedicado a la investigación, a estar al lado del pueblo buscando hacer realidad sus más sentidas demandas y por supuesto se distingue como militante de partidos políticos progresistas.