Rodríguez Ramos Fidel

    Deber de los medios de difusión, es generar propuestas para hacer realidad la democracia, la participación de todos, hemos cumplido con votar, pero de ahí no hemos pasado, quizás por ello las nuevas autoridades, desde el Presidente de la República,  gobernador hasta el jefe de tenencia se sienten impotentes para resolver por ejemplo el asunto de la educación en Michoacán, dos años perdidos y ni siquiera estamos claros, no sabemos porque no se puede destrabar.

   Ningún gobernante ha querido volver a lo que hacían hace escasos días, tratar de estar con la gente, consultarla, darles alguna esperanza, para que los infantes vuelvan a las aulas. Por no haber tomado en cuenta esa sugerencia, que humildemente manejamos desde nuestro semanario, se anuncia, según datos del INEGI, de la Secretaría de Educación en el Estado que más de doscientos mil niñas y niños prefirieron hacer otra cosa, como trabajar, al ver que nadie deseaba atender la justificada exigencia del magisterio: cobrar sus salarios. Ahora, y ya no lo creemos, se comenta que en la próxima semana se cubrirá el adeudo que existe.

Desde los medios  a nuestro alcance, desde 1992 expresamos que esa disparatada idea, la de entregar la educación a las entidades, municipios, empresarios, padres de familia, obligándoles aún más, a cubrir los crecientes gastos de las escuelas,  era una soberana traición al espíritu de gratuidad, presente desde 1917 en el Artículo Tercero Constitucional, que la maniobra se iba a prestar para muchas cosas, como hacer mal uso de los dineros que enviaba la federación a Michoacán. Así desde el año arriba señalado, poco a poco, “desaparecieron”, no se sabe hoy el destino de tres mil ochocientos millones de pesos. Todos los diputados, senadores, legislaturas locales de ese tiempo, aceptaron ese perjuicio que hoy explota en Michoacán, sumisamente aprobaron el Acuerdo Nacional para la Modernización   de la Educación Básica (ANMEB), del nunca olvidado Carlos Salinas de Gortari.

 Lo que hoy debe preocuparnos es de que las propuestas de clases virtuales o presenciales, dejan mucho que desear, quizás porque no han tenido un serio soporte, para combinarlas adecuadamente, brindar una seria, profesional capacitación, que obligadamente el Estado debe brindar a los alumnos y maestros. Ha habido poca seriedad, los maestros, los padres de familia con gusto desearon empezar a construir una nueva escuela usando la tecnología desde hace tres décadas, a los primeros los engaña en la región lacustre el Instituto Latinoamericano de Comunicación Educativa (ILCE); a los segundos se les obliga a cooperar para construir las llamadas “aula de medios”, con Vicente Fox, quien derrocha treinta y cinco mil millones de pesos en la renta de equipo como computadoras, cañones que al último quedan arrumbados. Hoy se debe pagar a los maestros estatales, volver a clases presenciales, en pequeños grupos, diseñar, con el concurso general una nueva propuesta educativa que sea realmente de beneficio para todos, no podemos volver a la escuela que teníamos antes del Covid-19, que en mucho ha perdido su eficacia.

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