investigó J. Octavio Ferreyra Rodríguez

     “Recuerda ante todo que la santa Iglesia de Roma, cuyo jefe eres, es la madre de las iglesias, no su señora soberana; que tú mismo no eres el señor de los obispos, sino uno entre ellos, un hermano de quienes se gozan en Dios, compañeros de quienes lo temen. Por lo demás considérate obligado a ser imagen de justicia, espejo de santidad, ejemplar de piedad, restaurador  de su libertad de verdad, defensor de la fe, maestro de naciones, guía de cristianos, amigo del novio, padrino de la novia, regulador del clero, pastor del pueblo, preceptor de necios, refugio de los oprimidos, abogado de los pobres, esperanza de los sufridos, protector de los huérfanos, juez de las viudas, ojos del ciego, lengua del mudo, báculo del anciano, vengador de crímenes, terror de los malignos, gloria para el bueno, vara para el poderoso, martillo para los tiranos, padre de los reyes, director de las leyes, superintendente de los cánones, sal de la tierra, luz del mundo, sacerdote del Altísimo, vicario de Cristo, ungido del Señor. Recuerda lo que te digo, y que el Señor te dé entendimiento.” John H. Randall

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