José Octavio Ferreyra Rodríguez

      El pasado nueve de diciembre, en un fatídico accidente en Tuxtla, Gutiérrez, Chiapas murieron 56 personas en un tráiler, muchos de los fallecidos venían de Guatemala, una nación que tiene muchas cosas, vivencias parecidas a las que hemos vivido los mexicanos, ellos deseaban llegar a los Estados Unidos de América para salvar sus vidas, amenazadas por grupos delincuenciales, que han rebasado a las legítimas autoridades, imposibilitadas para hacerles frente.

  Y decimos parecidas porque también sufrieron trescientos años de dominación, saqueo español. Después de ese imperio se hace presente Inglaterra, con quien contraen crecientes deudas, para aliviarlas los guatemaltecos consienten en entregarles extensas áreas arboladas, que explotan a su antojo, y no contentos con ello, se apropian de ellas, dando origen al nuevo país conocido como Belize.

   En esa patria sufrieron gobiernos dictatoriales, promotores de la violencia, corrupción y enriquecimiento desmedido. A finales del siglo XIX llega al poder Manuel Estrada Cabrera, quien gobierna hasta 1920. El “cabrerismo” permitió la entrada de capitales norteamericanos, que se adueñaron de los ferrocarriles, los puertos, la producción de energía eléctrica, los transportes marítimos, los correos internacionales y, sobre todo, de grandes cantidades de tierra, donde la poderosa United Fruit Company producía plátano.

        Después de un levantamiento popular en 1944 llega al poder tras elecciones, Juan José  Arévalo quien comienza una serie de reformas, cambios económicos y sociales, como la reforma agraria, que expropia  a la United Fruit grandes cantidades de tierras ociosas que mantenía en reserva, el acto justiciero fue considerado por el gobierno norteamericano como una amenaza a sus intereses. Por ello se desata una gran campaña anticomunista contra los gobiernos  democráticos de Arévalo y su sucesor Jacobo Arbenz.

        El 19 de junio de 1954 una fuerza militar encabezada por el coronel Carlos Castillo Armas invadió desde Honduras y terminó a sangre y fuego la experiencia reformista. La operación reinstaló en el poder a fuerzas derechistas.

    El gobierno norteamericano presionó a la Organización de los Estados Americanos (OEA), para obtener una condena a las reformas de Arbenz y la CIA (Agencia de Inteligencia Americana) organiza la invasión, con lo cual se logra la devolución de las tierras que se habían destinado para la aplicación de la reforma agraria.

      A lo anterior sigue una serie de gobiernos represores, donde hay una gran influencia de los militares, la desmedida violencia hacia el pueblo, hace que éste promueva la creación de diversas organizaciones guerrilleras, desatándose un grave conflicto durante 27 años, donde se registran miles de ajusticiamientos, desplazamiento de miles de indígenas, con fuertes raíces mayas, los militares hunden en un baño de sangre a Guatemala, llegando al extremo de tomar, invadir la embajada española, provocando la muerte de decenas de gentes que se habían refugiado en ese recinto, que el derecho internacional considera como inviolable. Tanta muerte, desolación, atraso en las capas más humildes de la población, motiva que se realicen en España pláticas de paz, para terminar con una indigna situación. Esa pesadilla no ha terminado, de ahí que los guatemaltecos como los haitianos busquen salvar su existencia en el norte, debiendo pasar por un rosario de sacrificios y muertes.

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