Fidel Rodríguez Ramos
A la opinión pública, ya no le conmueve conocer las constantes manifestaciones de violencia, que se ha desbordado prácticamente en todo el país, esa agudización se registra con el inicio del nuevo siglo, precisamente cuando se cree que se han dado los primeros pasos conducentes a la práctica de una anhelada democracia, a la sociedad, con justeza, le interesa hoy saber las causas que dan origen a un creciente baño de sangre, que supuestamente ha desbordado al Estado, quien tiene todo el monopolio de la fuerza.
Por vez primera, para los hombres, mujeres poderosas, dueñas de grandes empresas o negocios, se encienden las luces rojas, reconocen en el 2000 que sería cada vez más difícil seguir gozando, a sus anchas, del gobierno, por eso a través de sus voceros panistas en el Congreso de la Unión, desde la administración de Ernesto Zedillo exigieron la privatización de las últimas dos joyas del pueblo: Pemex y Comisión Federal de Electricidad. Sabían que tarde que temprano los votantes, la sociedad clamaría por una nueva alternativa que pusiera un hasta aquí, a la desvergonzada venta de garaje que inicia Carlos Salinas de Gortari.
El factor económico explica en mucho esa violencia, se debería de crear un clima de terror eficaz que preocupara a la gente, con la finalidad de que no se diera cuenta de la forma en que era despojada de todos sus recursos. Los poderosos, inteligentemente, al saber que perderían el control del gobierno, crearon una estructura paralela de instituciones que manejarían para proteger sus intereses. De esa forma “sembraron” organismos que influyen en el poder ejecutivo, como la CONAGO donde los gobernadores buscan reducir el poder del gobierno federal; en organizaciones no gubernamentales como la que preside la panista Josefina Vázquez Mota para “ayudar” a nuestros paisanos en EUA, dándosele mil millones de pesos. Ensayan exitosamente su paso dentro del poder judicial, influyendo en la Suprema Corte de Justicia de la Nación para que defendiera, “constitucionalmente” sus intereses económicos. Nada dejan fuera, ni el control de la seguridad, donde la máxima figura de Enrique Peña Nieto en ese renglón se une a quienes supuestamente debería de combatir. El estratégico renglón de la educación popular también es allanado, crean algo así como otra secretaría de educación “autónoma” de la Secretaría de Educación Pública (SEP), manejada por el grupúsculo “Mexicanos Primero”, que tiene “delegados” en todos los estados del país, en Michoacán “despacha” Erik Avilés Martínez, que presume ser un especialista en educación.
Mientras el pueblo clamaba por el cese de la violencia, los legisladores, apresuradamente, “legalizaban” el despojo de las industrias exitosas arriba mencionadas. Un especialista de la UNAM, llega a mencionar que todo ese esquema de inteligencia, de despojo, es posible por la participación de selectos organismos norteamericanos, que promueven además la necesidad de que México se integre a lo que hoy es el tratado comercial con Estados Unidos y Canadá. Esa coraza ha sido difícil de romper, cada vez se habla más de zonas donde el gobierno ha perdido el control de las cosas, donde predominan grupos altamente organizados, usando por supuesto la violencia, donde se considera que hay yacimientos de oro, litio, maderas preciosas, ductos de gasolina, rutas para trasladar a miles de migrantes. Prueba de lo anterior fue el llamado “culiacanazo”, donde se impuso un grupo fuertemente armado, que en cuestión de minutos controla avenidas, reclusorios, unidades habitacionales del ejército, exigiendo la liberación del hijo de un conocido traficante de drogas.