Fidel Rodríguez Ramos  

Antes del INE, estaba el IFE (Instituto Federal Electoral), una organización sumamente desprestigiada, sin confianza, que ni siquiera fue capaz de llamar la atención para que millones de gentes acudieran a los módulos que se instalaron en todo el país, para que la gente obtuviera una credencial para votar.

   Las elecciones no eran creíbles, pues la mayoría de las veces, antes de que se contaran los votos en las diversas consultas para hacerse de la Presidencia, gubernaturas, diputaciones, senadurías, presidencias municipales, se decía que el PRI se había llevado simplemente el carro completo. ¿Para qué sufragar si todo el proceso lo controlaba el gobierno, la Secretaría de Gobernación?.

   Para tener elecciones creíbles, se olvida, fue necesaria una insurrección armada, que los indígenas chiapanecos le declararan al ejército comandado por Carlos Salinas de Gortari en 1994, la guerra. Una de las peticiones del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) fue de que el Estado garantizara la realización, por segunda vez en el siglo XX, un proceso creíble, ganara quien ganara, el PRI, PAN o PRD, y ni modo, “haiga sido como haiga sido”, el pueblo le da el gane al tricolor, todo mundo respeto los resultados, pero a ese extremo llegamos.

     Después de lo anterior, se pide a todos los partidos que nombren sus candidatos para integrar al actual INE, presurosos acudieron al llamado el PRI y PAN, el proceso lo conduce, nada más ni nada menos un personaje siniestro del PRI, conocido como Elba Esther Gordillo Morales, que feliz conoce de la NEGATIVA del PRD para integrarse a la organización que hoy preside Lorenzo Córdova Vianello, con cuyo padre Arnaldo Córdova, tuvimos la oportunidad de colaborar en un sencillo semanario en la región del lago, claro, ni de lejos las segundas partes han sido buenas.

     Con la presencia de esa falsa  maestra de apellido Gordillo, vuelve a haber una desconfianza de todo el pueblo mexicano para pensar en que los siguientes procesos electorales no caminarían como se esperaba, con trampas, urnas embarazadas, compra de votos. De nuevo toda la maquinaria se vuelve a corromper, pero en el 2000 la elección donde triunfa Vicente Fox, inobjetable, se da por el hartazgo del pueblo  hacia un PRI sumamente desprestigiado, no valió de nada todo el costal de mañas que usan los priistas, sólo un dato Carlos Romero Deschamps dirigente del sindicato de PEMEX regala mil millones al candidato priista Francisco Labastida para que comprara conciencias; Gordillo se trepa al carro triunfador de Fox que la recompensa enormemente.

    En el 2006 se disputan la Presidencia Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador, el proceso es cuestionado fuertemente, se exige, se llega al grado de pedir que se recuenten todos los votos, por supuesto a ello se oponen los panistas y priistas, pieza clave, importante lo es el IFE, que al final se encarga de anunciar la victoria de Calderón, en esos momentos de gran efervescencia, complejidad, no se toma en cuenta un dato sumamente importante, quien dirige el Instituto Federal Electoral, es Carlos Ugalde !ahijado de bodas de Felipe Calderón Hinojosa!. En el 2018 triunfa Obrador ¿por qué? pues porque la mayoría de los simpatizantes de Obrador inundan las casillas con treinta millones de votos. Sólo así, con esa feliz coincidencia, los votantes se logran imponer sobre el INE, sobre la minoría que efectivamente tiene el poder económico, político, el Estado en sus manos, el pueblo efectivamente, en una primera fase, después de más de cien años de lucha se hace por tercera vez del gobierno, pero no de la maquinaria estatal, por eso se critica a Morena de pequeños o nulos avances en tres años.

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