Adén Castro

  No bastaron trescientos años a los españoles, para explotar, robar en lo que consideraron una colonia, un territorio propio, que guardaba en el subsuelo cantidades infinitas de plata, al grado de que la antigua nación mexica fue la productora número uno, a nivel mundial de ese preciado metal, ahora en veinte años, empresas mineras canadienses, norteamericanas extrajeron la misma cantidad de minerales valiosos, como lo hicieron sus pares en los tres siglos coloniales, donde al conquistador  Hernán Cortés,  se le regalan veinte tres mil hombres para que le sirvieran en sus ingenios azucareros.

   Ahora los descendientes de esos invasores peninsulares, tienen grandes bancos, promueven la generación de energía eólica, solar, gracias a la ayuda económica que todos los mexicanos les entregamos en el 2020: cuatrocientos veinte tres mil millones de pesos. En esos tres siglos de esclavitud colonial, entregamos dinero, tributos a la entonces llamada madre patria, para que pudiera sostener sus enfrentamientos bélicos contra Francia,Holanda, Italia o Inglaterra.

   Existe una inexplicable fascinación, en algunos mexicanos, para sentirse bien entregando fabulosos recursos a gentes de fuera, por ejemplo Japón durante décadas aprovecha, explota la salina más grande del planeta que se encuentra en Guerrero Negro, Baja California. Se sienten bien, perdonando el obligatorio pago de impuestos a los exitosos hombres de negocios, así  desde el 2006, hasta el 2020 cada año, se las ingenian para no pagar, evadir al fiscocon quinientos mil millones de pesos. Al banquero Carlos Peniche, se le evita responder por la quiebra de Banco Unión, nosotros, las generaciones futuras hicimos propio sus malos manejos, setenta y tres mil millones de pesos.

   Hoy se pone el grito en el cielo, por la llamada obra del Tren Maya, que tratará de impulsar la economía en el olvidado, paradisiaco  sureste, pero se calla, nadie dice esta boca es mía, cuando el expresidente Luis Echeverría Álvarez regala, facilita la entrega de tierras y playas a grandes consorcios hoteleros internacionales, quienes continúan aprovechando, como los conquistadores de Cortés, los maravillosos lugares prehispánicos en Palenque, Chichén Itzá, Tulum, Cozumel, Edzná. Peña Nieto pone la primera piedra para un fallido, en esa misma área, ferrocarril, y por supuesto callamos.

      Peña Nieto, con el cuento de volver a ser una potencia petrolera, promueve una reforma energética, que contempla la venta de grandes espacios en las tierras y aguas del  Gofo de México, se compran muchos derechos, y los afortunados los revendieron, especularon con los mismos en los mercados financieros, para rápidamente hacerse de fáciles ganancias. Nadie cuestiona ese absurdo, pero si, hoy se anticipa que la reforma de Obrador en Pemex será una quiebra espantosa, que es erróneo construir la refinería Dos Bocas, haber comprado totalmente la de Deer Park en Estados Unidos, para ser autosuficientes en gasolinas, en la extracción de petróleo que por lo menos hasta el 2050 será un recurso estratégico, en la economía, en la industria automovilística. 

Compartir: