Fidel Rodríguez Ramos
¿Por qué no llamar a las cosas por su nombre?. La realidad es de que hoy gentes de España, Estados Unidos, Italia, Japón desean hacerse de lo que ellos consideran un simple mercado para ofertar energía eléctrica, en ese interés han encontrado la excelente ayuda de expresidentes, gobernadores, senadores y diputados de todos los colores y sabores, bueno si lo hicieron abiertamente, sin ningún interés, porque creyeron de mala educación decir no a los nuevos, altos, rubios conquistadores, pero hay la duda de qué los últimos recibieron una compensación económica, se corrompieron pues.
Como el robo, que con seguridad justificará el Congreso de la Unión, los Congresos Locales, es muy claro, se han levantado muchas voces diciendo que si perdemos una autonomía para generar electricidad por medio de la compañía Comisión Federal de Electricidad (CFE), ¡haremos un favor al planeta! pues dicha empresa es culpable de provocar, ayudar al llamado calentamiento global, así, como para no creer, eso en vez de perjudicarnos nos beneficia pues ya la gente en la Ciudad de México, en Guadalajara no morirá a causa de una evidente contaminación.
Ese cuento infantil, es una ofensa para el criterio, inteligencia de los mismos críticos de quienes no comparten la necesidad de poner un alto a un indigno saqueo de todo lo que “antes” teníamos aquí en las tierras aztecas, sin darnos cuenta, poco a poco, nos vamos quedado sin nada. La verdad es de que a éste sistema mundial de gobierno que acaba de dar tristes 300 millones de dólares para “salvarnos” del deterioro ambiental, le importa un soberano cacahuate la suerte de nuestra Madre Tierra, el continúo envenenamiento, destrucción, derretimiento de polos.
Ahora para confundir se oculta la verdad del daño a un espacio, que hasta hoy se considera único en todo el Universo, diariamente contra la Tierra nuestros primos del norte tiran ¡diariamente! quinientos millones de popotes; las fábricas de automóviles han convencido a tres mil millones de habitantes para que sientan lo que es el poder de sentirse “diferentes” a los demás, con más status o nivel. Los críticos de Obrador no saben de la devastación ecológica que por ejemplo hay en Michoacán, por la necesidad de cultivar frutas que halagan el paladar de los gustos americanos, miles de pinos se talan, se contaminan ojos de agua, se arrojan substancias venenosas, abonos, se destruyen los suelos. Demagógicamente hablan del DERECHO que tenemos de vivir en un ambiente sano.
Lo anterior para los “preocupados” del medio ambiente, el salvaje aniquilamiento de la naturaleza es irrelevante, ignoran que la Tierra ya no da para más, que de plásticos hay ya cuatro veces más que la biomasa de todos los animales existentes. Hoy la moda es la generación de energía eólica, solar pero no dicen que esos sistemas, con sus asegunes, todavía dependen del auxilio de CFE que es por hoy su apoyo principal. ¿Les preocupa el país? Ojalá digan algo por lo que hacen algunos franceses de Danone y Bonafont en Puebla, que ya llevan años saqueando desmedidamente el agua, contando con el apoyo del ex perredista gobernador Barbosa Huerta quien acaba de justificar el actuar de granaderos y guardias nacionales, contra el pueblo que se opone a ello.