Fidel Rodríguez Ramos

    Quienes se resisten a aceptar la inoperancia de un sistema en agonía, que sólo causa muertes, lágrimas, pérdidas materiales, injusticia, desempleo, enfermedades, terror, atraso educativo, robo, siguen siendo los causantes, y son pocos, de un creciente deterioro ambiental que ya se deja sentir en muchas partes del planeta, en unas se padece desde hace años la falta de lluvias, en otras precipitaciones torrenciales, huracanes devastadores, ese fenómeno afecta a miles de millones de personas, muchas no tienen otra alternativa, camino que es  huir  a Europa, Estados Unidos de América.

   Nunca como hoy ha sido tan feroz la agresión hacia nuestro entorno natural, sin ninguna muestra de piedad, se arrasa con bosques, ríos, selvas, manglares, arrecifes, mares, olvidando que en éstos últimos una de cada dos respiraciones es posible por el oxígeno que nos brindan los mismos.

  La fauna, los animales son los que más padecen con estos trastornos, pues muchos de ellos están en un serio peligro de extinción. Jamás volveremos a ver a algunos de ellos, como no sea en una fotografía. Los polos, glaciares, ante nuestra vista se han estado derritiendo, no sabemos que ello acarreará la falta de alimentos, su elevación de precio, como hoy lo estamos viendo en México, por efecto de una guerra que aparentemente era lejana.

   A quienes sostienen este sistema de aniquilación y guerras, lo anterior les tiene sin cuidado pues desde hace tiempo están escarbando en el Ártico para sacar petróleo y otros minerales valiosos, sin que les importe la muerte de ese frágil ecosistema. Su voracidad les ha llevado a planear la explotación de los fondos de los mares, para lo mismo, recoger materiales que se usarán en diversas industrias como la espacial.

   Mentirosamente, sobre todo muchas falsas organizaciones no gubernamentales, nos dicen que si se están realizando actividades para preservar la Tierra, eso es falso pues basta con ver el engaño que en México se llama Partido Verde Ecologista, una vil copia de otros partidos verdes que como moda surgen en Europa. Los mares se han convertido en los basureros de Japón, Estados Unidos de América y de muchos países, al grado de que existe en ellos una gigantesca isla de basura del tamaño de Francia.

   El desastre, la catástrofe ya es mundial, ni Michoacán se salva pues en 40 años hemos perdido un millón de hectáreas de bosques. Por el cultivo de aguacate toneladas de lodo han reducido la profundidad, del lago de Pátzcuaro en dos metros cuando su promedio es de cinco metros, y por si fuera poco, debido al oro verde se han echado a las aguas  cuatro mil toneladas de fertilizantes; además cuarenta millones de litros  de aguas negras cada año se depositan en esa cuenca, provenientes de Quiroga, Erongarícuaro y Tzintzuntzan, esto ha acabado con la actividad pesquera. Igual sucede en Tzirahuén donde se han desforestado 15 mil hectáreas, los químicos que se usan en las huertas aguacateras han ido a las aguas que hoy ven el surgimiento de algas amarillas en parte de su superficie. La envidia, la voracidad ha hecho que hoy halla doscientas mil hectáreas de un cultivo que necesita mucha agua. Lo peor es de que muchos supuestos servidores públicos tienen también sus cultivos, valiéndoles un cacahuate las futuros daños para miles de habitantes y comunidades.

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