Fidel Rodríguez Ramos

Recientemente el gobierno de los Estados Unidos de América, recomienda a sus ciudadanos no transitar por las carreteras de Michoacán, debido a la inseguridad que nadie en su sano juicio puede negar, pero no habían pasado unas cuantas horas, cuando el mundo conoce de otra tragedia más, del horror cotidiano que se vive en muchas partes de la nación que se asume como la abanderada de la paz, el orden y la democracia en el planeta.

   Ahora corresponde la tragedia a la ciudad de Nueva York, cuando un sujeto en el metro de esa urbe, arroja bombas de humo para enseguida disparar sobre los pasajeros, hiriendo a treinta personas. Y todos reconocemos que la violencia desde siempre ha sido un aspecto de la cultura en ese país, su economía tiene mucho que ver con la producción y venta de armamento, cualquiera puede adquirir en muchas tiendas, pistolas, rifles de asalto, lanzacohetes, municiones sin restricción alguna. El tiempo nos ha enseñado que los presidentes norteamericanos, por todos los medios buscan crear conflictos, guerras en cualquier parte de los continentes, sus empresarios bélicos se frotan las manos de contento cuando EUA declara la guerra a alguna nación débil, como lo hizo contra Irak para poder arrancarle su petróleo

   Negocio ultra redondo hacen en ese lejano país, con misiles, tanques, jets arruinan, destruyen hospitales, carreteras, depósitos de gasolina, escuelas, para dar después dar entrada a los empresarios gringos de la construcción para que rehabiliten todo otra vez. Si una nación ha conocido ese actuar bárbaro es México, a quien Norteamérica ha robado amplios territorios, abusando de su poderío militar.

   Ya nos acostumbramos, y creemos que el mundo también, a saber de muchos ataques de niños, jóvenes, adultos americanos que con armas realizan en escuelas, supermercados, conciertos de música, matando indiscriminadamente a gentes inocentes. Los productores de armas, los negociantes de los mismos alientan la violencia, como el hijo del mismísimo presidente Biden que está involucrado en ese negocio, comercializando material bélico en el conflicto Ucrania-Rusia.

   Durante el gobierno de Felipe Calderón, con su permiso, los yanquis vendieron armas a los llamados carteles del narcotráfico, a las fuerzas armadas desatando una cruenta guerra que cobra la vida de doscientos cincuenta mil personas. ¿Se imagina usted cuánto ha sido el beneficio económico, las ganancias para los mercaderes de la muerte? Y la confrontación sigue para largo.

   Esa actitud, desafortunadamente no la conocen los diputados federales, los senadores quienes se preparan para votar el próximo domingo 17 de abril en contra de la  reforma energética del presidente de México, permitiendo que compañías españolas, gringas se sigan apoderando de lo que “antes” era NUESTRA industria eléctrica, a esos negociantes les seguiremos permitiendo que se apropien de más del 46 por ciento del mercado eléctrico, y lo más condenable DÁNDOLES cada año una pequeña “ayuda” de 490 mil millones de pesos. Ahora vivimos la experiencia, impotencia de quienes fueron testigos en 1847 de la pérdida de más de dos millones de kilómetros cuadrados; mejor oportunidad no hubo, el asalto, robo en despoblado, en plena época vacacional.

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