Fidel Rodríguez Ramos

   Llamada en una ocasión “Relicario de América”, declarada como patrimonio de la humanidad, la señorial ciudad de las canteras rosas, se encuentra en un lamentable estado de deterioro, su calle real pintarrajeada múltiples veces, muestra la criticable indiferencia de la autoridad municipal, de quienes dicen trabajar por el pueblo en el congreso local, de los partidos políticos, del mismo gobernador para atender las repetidas agresiones que cotidianamente padecen las mujeres, los indígenas y jóvenes.

   La ciudad donde vivían los pirindas, la antigua Valladolid fundada por el virrey Antonio de Mendoza, es la caja de resonancia de todos los problemas sociales, políticos y económicos que padece Michoacán, donde treinta mil gentes de la tierra caliente han debido abandonar sus hogares, pertenencias a causa de una desbordada violencia, y claro ello no amerita la atención de nadie, solo el sacerdote Gregorio López decidió estar con sus ovejas, sin importarle ser suspendido por la iglesia católica.

   Dudamos que muchos visitantes decidan regresar a una ciudad que ha pedido mucho de su fascinación colonial, y no ahora,, sino desde hace más de cincuenta años, pues las autoridades han consentido el que se realicen verdaderos desfiguros, atropellos arquitectónicos “modernos”, como un hotel edificado a un costado del primitivo y nacional Colegio de San Nicolás de Hidalgo. Hoy muchas de las azoteas presentan grotescas terrazas, construcciones de ladrillo, hechas con el afán de lucro.

   ¿Cómo hablar bien de Morelia por parte de quienes nos honran con su visita, cuando observan una huelga que ya lleva meses sin atenderse, el bloqueo de un emblemático centro de hospedaje?.

  La capital es una verdadera caja de cristal que muestra nuestra pobreza real: Jóvenes, gente adulta, cantantes solicitando algunas monedas, en un Estado rodeado de inmensas riquezas, con políticos sinvergüenzas que a la vista de todos saquean las arcas de recursos destinados a promover la creación de empleos, la educación, la salud y seguridad, integridad física de todos.

   Morelia, sucia, abandonada, a merced de la llamada delincuencia organizada, no te mereces esto después de que viste nacer, el actuar de un Morelos, un Hidalgo, de Matamoros; después de que un Ignacio Chávez te honrara con la creación de uno de los primeros centros mundiales de cardiología. Por tus calles deambularon placidamente Francisco J. Múgica, Tata Lázaro, Melchor Ocampo, Natalio Vázquez Pallares, si aún estuvieran hoy con nosotros se lamentarían de ver este lamentable abandono.

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