Fidel Rodríguez Ramos

  Tiene una explicación, y muy real, en el caso de los 43 normalistas desaparecidos en el 2014 tiene mucho que ver con la disposición del gobierno federal, que en ese tiempo estaba a cargo del priista Enrique Peña Nieto, para desaparecer a todos los centros de educación normal, por considerarlos como fuertes núcleos donde se podía organizar el descontento popular, fincado en la reducción de muchos de sus derechos, para beneficiar a una minoría de empresarios nacionales y extranjeros.

  En una reunión previa  al año arriba anotado, nos llama la atención, en una reunión con pobladores de Guerrero quienes se quejaban de como las empresas mineras realizaban con helicópteros trabajos de localización de minerales valiosos como el oro, eso, decían significaba perder control sobre sus recursos, violencia, contaminación y pérdida de tierras, afirmaban que era necesario sostener una lucha en defensa de sus recursos y de que lo iban a hacer con el apoyo de los normalistas de Ayotzinapa.

  Además en esos días, todas las escuelas normales del país conocían la peligrosidad de la reforma educativa de Peña Nieto, que cancelaría diversas conquistas de las mismas, como sus becas, dormitorios y comedores. Así como su ingerencia para organizar los trabajos de admisión a las  mismas, en beneficio de los hijos de obreros y campesinos. Desaparecieron a los estudiantes porque sabían que éstos jamás estarían de acuerdo en una evaluación para ingresar al servicio docente, en la reducción de la matrícula de ingreso a sus escuelas, en resumidas cuentas no estaban de acuerdo en un golpe letal hacia la educación pública. El tiempo les  da la razón hoy, los maestros de todo el país no hayan como quitarse de encima a la llamada UMA (Unidad de Medida y Actualización), a la USICAMM que asume ilegalmente el papel de la SEP, ésta dos últimas medidas las aprueban TODOS los partidos políticos en el Congreso de la Unión, dejando por un momento sus agresivas “diferencias”, frente a los extranjeros se dividen, pero para fregarnos se unen.

  En Ayotizapa fue el Estado el promotor de esa violencia, y ha dejado correr el tiempo, meter múltiples elementos, distractores como el que hoy se maneja, diciendo que otro grupo criminal tiene mucho que ver en esa agresión. No es casualidad que en éstos días, cuando nos arrebatan los extranjeros la industria eléctrica, la violencia se haya ensañada más contra mujeres, estudiantes de la Universidad de Guanajuato, como desean el litio los ataques contra periodistas se incrementan, la violencia, y nadie lo desea decir, se ha convertido en un real auxiliar de quienes nos despojan reduciéndonos al silencio,  atemorizándonos mientras se embolsan  lo poco que queda en nuestra nación, saqueada sin misericordia alguna durante quinientos años, la violencia es un distractor para empobrecernos aún más, para alejarnos del quehacer tan humano, importante como es la política, que tiene que ver con la defensa de todos, de lo poquito que queda todavía de lo que es México, ofende a nuestro sentido común que las miles de muertes, de desapariciones no tengan una explicación, peor aún que no haya elementos para detener lo que ya es un baño de sangre e injusticia.

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