Fidel Rodríguez Ramos
Desde siempre, en nuestro país la vida del maestro, de la maestra ha sido sumamente difícil, pues desde 1943 por disposición federal se organiza el Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE) con la finalidad de controlarlos, para hacer de ellos un eficaz soporte de los sucesivos gobiernos, quienes dócilmente se prestan a ello, reciben buenas ganancias, la posibilidad de ocupar diversos cargos de gobierno, presidencias municipales, gubernaturas, diputaciones y senadurías.
La dirección del sindicato es anhelada, pues quien fuera secretario general, a nivel federal o estatal tenía a su disposición miles de plazas docentes, que dispensaba, daban a quienes quisieran, sin importar preparación. Podía inclusive venderlas sin rendir cuentas a nadie, por ejemplo si en Michoacán se necesitaban mil maestros, un cincuenta por ciento las manejaba el gobierno del estado, el otro restante el SNTE.
La participación libre de los mentores, la democracia durante décadas fue solo una palabra que se externaba en los actos oficiales. Nunca para ellos hubo el deseo de hacerlos participes de una actualización o mejoramiento profesional, la posibilidad de dar a los mejores, ascensos para tener una mejor instrucción, éstos solo se daban a los sumisos, a quienes sin ningún miramiento agredieran a los inconformes.
El deseo magisterial por rescatar su dignidad, recuperar su materia de trabajo se muestra a partir de 1959 en el entonces Distrito Federal, después en Morelos, Hidalgo, un importante movimiento que persigue la democracia, mejores salarios es apoyado por los padres de familia. En Michoacán ese deseo empieza a promoverse a principios de los ochentas, por un pequeño grupito de docentes de Morelia, Pátzcuaro, Zacapu, Uruapan, Zamora que se atrevían a desfilar el primero de mayo en la capital del Estado.
Michoacán, el Distrito Federal, Oaxaca, Chiapas, Guerrero logran a finales de los ochenta del siglo pasado motivar a miles de maestros de todo el país para participar en la exigencia de derrocar a uno de los líderes nacionales del SNTE, conocido como Carlos Jonguítud Barrios, el triunfo fue notorio pues los maestros logran direcciones democráticas en varios estados, aumentos salariales y la posibilidad de empezar a construir un modelo alternativo de educación.
Al Estado preocupa la gran participación decidida de los maestros, por eso a partir de 1990 por todos los medios trata de sofocar una decidida insurgencia magisterial. Emplea todos los recursos, desde la agresión directa, el asesinato, la propaganda, la cooptación, la traición, quitarles sus cuotas sindicales, poner dirigentes “oficiales” conocidos como charros. Maestros, escuelas normales fueron atacadas para disuadir a los docentes en su intento de seguir defendiendo sus conquistas o derechos.
A pesar de ello, el magisterio logra derribar a otra dirigente del SNTE, a Elba Esther Gordillo Morales quien es detenida, para responder por infinidad de delitos. Gracias al pueblo, a su colaboración se logra detener una arbitraria reforma educativa impulsada por Enrique Peña Nieto quien pretendía correrlos a través de un fraudulento examen o evaluación. Sin embargo con la llegada de Morena al gobierno, la iniciativa se reactiva, todos los partidos políticos, sus representantes en el Congreso de la Unión y en las legislaturas locales se unen para “legalizar” el fin de las llamadas plazas automáticas; los ascensos, el incremento de salarios, porque así lo dice la ley ahora se lograran por medio de una evaluación.
Poco a poco el escenario que prevalecía cuando se crea el SNTE vuelve a resurgir, las normales en todo el país son asfixiadas para desaparecer; en la relación oficial, legal para tratar asuntos de todos los maestros con el Estado sólo se da con los llamados charros del SNTE, ellos aceptaron las famosas UMAS que perjudica a los jubilados, condenándolos a la miseria; aceptan la creación de la llamada USICAMM (Unidad de Servicio para la Carrera de los Maestros y Maestras) que toma el papel que antes tenía la SEP (Secretaría de Educación Pública) para contratar a los futuros docentes. Pero ¿por qué se llega a ésta realidad adversa?, una sería la división, alentada por el mismo gobierno, que por desgracia predomina en los fuertes núcleos de la organización alternativa del SNTE, la CNTE (Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación), que no ha sabido aprovechar importantes victorias para organizar a una importante disidencia, para hacer suyo al SNTE.