Fidel Rodríguez Ramos

   Durante años una refresquera de veneno negro, a su antojo disfrutó de las claras aguas del río Cupatitzio en Uruapan; igual muchos años toneladas de sandía, melón de la tierra caliente tuvieron como destino los mercados norteamericanos, donde hay un riguroso control de calidad, esas prácticas quizás muchos las vieron como algo muy bueno, que hasta causaba orgullo pero ignorábamos que esto era parte de un descomunal saqueo de un valioso líquido, del agua que, sin ningún costo, les mandábamos en la fruta a los americanos.

 Lo anterior sigue pasando, pues, por envidia, se ha incrementado el cultivo de aguacate que exige doscientos litros de agua para producir un kilo del llamado oro verde, fruto que tiene como destino la unión americana. Nuestra agua se destina al norte por medio del brócoli, fresa, lechuga, ajo, arándano (domesticado por los nativos de Norteamérica); muchas compañías gringas, vinieron a México, pues encontraron altas posibilidades para desarrollar sus cultivos,  para provechar el agua que adquieren a un ínfimo precio, además de gozar de una mano de obra barata.

    Una conocida marca cervecera mexicana, fue comprada por una empresa alemana, cada día produce grandes cantidades de la misma que envía a diversas partes del planeta, disfrutando del líquido que hay, cada vez en menos cantidad, en los mantos freáticos. Los empresarios nativos y foráneos, han abusado de algo que es nuestro, del agua, al grado de que ¡tenemos que auto comprarnos el vital líquido que comercializan la Pepsi y la Coca!. Absurdamente somos el número uno a nivel mundial en el consumo de agua embotellada, con el permiso de no sabemos quién, los europeos, los americanos a sus anchas se enriquecen con un recurso que es de la nación, y o sea de nosotros.

   En abundancia, para animar a los inversionistas de otros países, se les regalaba el agua que quisieran. Hoy caro estamos pagando ese absurdo, ésta falta ya en gran parte del país, convirtiéndose en algo cada más valioso, controlado por diversos grupos, que empiezan a venderla al mejor postor. Grotescamente se menciona que el agua es algo para todos ¡que ya es un derecho humano!, cuando sabemos que eso cada vez se va convirtiendo en una mentira, el agua ya es para quien pueda pagarla. No es posible, que aparte de darles cada año treinta mil millones de pesos, ahora un banco español, el BBVA también le ha entrado al negocio del agua, sabiendo que ahí no hay pérdidas sino altas ganancias. Y uno dice ¿en dónde están nuestros dizque representantes populares? ¿Cómo fue posible que hayamos admitido que Vicente Fox regalara a una refresquera del veneno negro, muchos mantos acuíferos? .

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