Fidel Rodríguez Ramos
Desproporcionada ha sido la agresión hacia un neto producto de la Revolución Mexicana, hacia sus escuelas normales rurales, como la que nace un 22 de mayo de 1922 en Tacámbaro, Michoacán, en una casa particular con cinco maestras y once profesores, esa institución debe deambular por varios lugares como Erongarícuaro, Huetamo, Zitácuaro para finalmente ocupar una ex hacienda, la de Coapa, en Tiripetío conocida como “Vasco de Quiroga”, el hecho es significativo, pues recordemos el movimiento libertario se dirige contra los acaparadores de tierras que causan perjuicio a miles de campesinos.
La normal de Tiripetío se convierte en una semilla que da origen a más escuelas en todo el país, donde se recibe a hijos de campesinos y obreros pobres, sus integrantes pronto juegan un papel importante al lado de muchos pueblos y comunidades indígenas, que padecían un sinfín de problemas, como no tener tierras; resolver la invasión de quienes las poseían, a pesar de tener títulos virreinales o resoluciones presidenciales. Enfrentar a personajes poderosos en varias regiones que disponían abusivamente de los recursos naturales, del comercio, contra quienes garantizaban el predominio de un partido que se asumía como heredero del movimiento de 1910; pero sobre todo del apoyo que los normalistas daban a quienes padecían encarcelamientos, persecusión a causa de sus ideas o luchas de carácter social. Los normalistas siempre apoyaron las causas más nobles de los trabajadores en las fábricas, en el campo o ciudades.
Se destaca lo anterior, porque precisamente esa fue la razón de múltiples acosos y ataques a las normales, de treinta y cinco que llegaron a existir hoy sólo quedan dieciséis. Durante el gobierno criminal de Gustavo Díaz Ordaz, por el apoyo que los normalistas dan al movimiento del 68, éste elimina catorce de esos centros. La misma escuela Vasco de Quiroga tiene todo un historial de agresiones sangrientas, como la que ocurre cuando una camioneta de la policía estatal atropella a estudiantes, causando la muerte a varios de ellos, cuando se manifestaban exigiendo la solución de legítimas demandas. Por las difíciles condiciones en que viven, en una ocasión fallecen por un corto circuito en su dormitorio algunos chamacos. No se olvida el actuar del gobernador priista Fausto Vallejo que con la policía estatal, con maquinaria pesada la invade, deteniendo a decenas de estudiantes.
La agresión desproporcionada a esos centros ha motivado que haya una matrícula actual de siete mil estudiantes, que deben defender la no desaparición de sus internados y comedores. Ellos mismos dicen, y no sin falta de razón, que la profesión magisterial se obtiene con sangre. Así a mediados del 2011 son asesinados por policías ministeriales en Guerrero los alumnos de Ayotzinapa : Gabriel Echeverría de Jesús y Jorge Herrera Pino. Que mejor muestra de reconocimiento a esos cien años, sería atender su demanda de asignarles plazas automáticas a los egresados, regularizar la situación de muchos docentes, no sólo de Michoacán sino de todo el país, quienes nos enseñaron a leer y escribir deben hoy recibir nuestro más completo reconocimiento y solidaridad.