Fidel Rodríguez Ramos

Fue el lunes 28 de junio, cuando nuevamente se nos da a conocer una lamentable noticia, en San Antonio Texas, se localiza un tráiler abandonado con decenas de migrantes en su interior, quienes padecían un terrible sofocamiento, asfixia, calor extremo de cuarenta grados, al abrir el amplio compartimiento o caja del camión se comprueba un trágico saldo, 51 personas muertas, entre ellas 27 compatriotas mexicanos, algunos sobrevivientes.

  Lo lamentable del caso, es de que ese suceso, ya no conmueve a  muchos, lo consideran como algo cotidiano,  que los medios de difusión olvidan. Recordamos, y con ello comenzamos el inicio en un mitin en febrero del 2003, denunciando algo parecido, condenando las causas que obligan a hombres, mujeres, jóvenes, niños a intentar el encuentro de un futuro mejor, huyen, tratan de ingresar a la nación americana por ser acosados por la violencia, el hambre. Los gobiernos de donde provienen quienes sufren todo tipo de ataques, violaciones en el desierto, en las carreteras, han sido más insensibles, no proponen ningún alivio a esa situación, nada les dice el hecho de que desde el 2014 hayan muerto seis mil quinientos migrantes.

    En plática con vecinos de la región, comentan que el costo para cruzar a la tierra del sueño americano, es de trescientos mil pesos. Quién no los tiene, debe arriesgarse con los llamados polleros para intentar cruzar difíciles, desolados lugares con poca agua, tallándose ajos en el calzado para no ser mordidos por las serpientes; exponiéndose a ser robados, violentados o ser abandonados en el desierto donde mueren.

    Muchos consideran que el deseo, es por el gusto a la aventura y no es así, la inquietud en gran parte se debe a que sus países han sido robados desde hace siglos por las naciones más poderosas del planeta, las grandes potencias del hoy, son eso a causa de la rapiña voraz que han practicado centenariamente, una práctica que continúa, como no van a emigrar nuestros compatriotas mexicanos si nos acaban de dar una gran dentellada que nos arrebata la industria eléctrica, uno de los pocos recursos que nos quedaban para paliar las una y mil necesidades que padecemos.

    Como no van a huir los guatemaltecos, los salvadoreños, los nicaragüenses, lo cubanos, los haitianos, los venezolanos si los grandes países del planeta no han permitido que libremente tracen su futuro, desarrollen fórmulas para aliviar las carencias que mínimamente necesita todo ser humano para vivir con dignidad. (RRF)

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