Fidel Rodríguez Ramos

   A las nuevas generaciones, prácticamente no les dice nada la figura del narcotraficante de Sinaloa, Rafael Caro Quintero de origen humilde quien de joven logra construir un gran imperio gracias al cultivo y comercialización de la mariguana en 1980, droga que tenía como mercado los Estados Unidos de América, fabulosas fortunas lograron quienes se atrevían a incursionar en ese negocio, donde se jugaban la vida, y lo más importante se respetaban y guardaban religiosas normas, como no meterse con la sociedad civil, para muchos era claro que esa actividad, de alguna manera, contaba con el visto bueno, control de los sucesivos gobiernos americano y mexicano.

    Ni de lejos se vivía la descomposición, destrucción del tejido social, la violencia desbordada que se ve hoy. Además de  Caro Quintero, empiezan a surgir otros liderazgos que se reparten diversas zonas del país, no teníamos el problema de la drogadicción entre nuestros jóvenes y gentes, porque  la cannabis, las drogas se exportaba al norte.

   Los reflectores se colocan frente a Caro Quintero a raíz de la muerte de un agente de la DEA norteamericana, una institución encargada de investigar todo lo relacionado con el combate a las drogas, uno de sus agentes Enrique “Kiki” Camarena es secuestrado, torturado y asesinado, el hecho criminal que tiene aún muchas luces y sombras es atribuido al sinaloense quien huye a Centroamérica, éste es detenido en Costa Rica traído a México, sometido a juicio y es condenado en 1985 a guardar prisión durante cuarenta años.

   Caro Quintero permanece en las rejas hasta el 2013, pues es dejado en libertad a pesar de que le restaban otros años de encarcelamiento. A partir de ese año vive sin dejarse ver, no se conoce su paradero, algo de él vuelve a saberse a raíz de una entrevista que le realizara el periodista Julio Scherer en un lugar desconocido, en larga sesión asegura haber dejado atrás el tipo de vida que llevaba, llevar una existencia en medio de muchas estrecheces económicas, confiesa que al ver estado reducido a prisión de alguna manera ya había saldado su cuenta con la sociedad.

    Sus palabras parecían sinceras; su vestimenta, el sitio donde se realiza la sesión eran modestos, nada de ostentación. Sin embargo, los medios de difusión aseguraban que todo ello era falso, que seguía en las mismas actividades, mostrando más virulencia, crueldad, tratando de controlar gran parte de los estados del Norte. Lo real es de que la muerte de Camarena, detona una nueva realidad que conoce de la presencia, cada vez más fuerte del gobierno americano, hay más muertes, desapariciones que se acrecientan con el paso del tiempo.

    Estados Unidos de América, sus gobiernos aprovechan la actividad del narcotráfico para realizar grandes negocios, así para allegarse de medios, de dinero no dudan en enviar a Centroamérica aviones cargados de armas que hacen llegar a quienes no deseaban la insurgencia popular, el actuar guerrillero que deseaba terminar con gobiernos abusivos, antidemocráticos, las aeronaves regresaban llenos de cocaína y mariguana. Parte de las ganancias se aprovechan también para enfrentar a Irán, nación a quien todavía EUA considera uno de sus grandes enemigos. Todavía más, en ranchos de narcotraficantes mexicanos, se preparan fuerzas para enfrentar la guerra popular de liberación en Nicaragua.

    Caro Quintero será llevado, dentro de un año, a EUA donde será juzgado de varios delitos como la introducción de drogas y asesinato, antes de ser capturado en Sinaloa se ofrecían veinte millones de dólares a quien diera señales de su paradero. Hay muchos claro oscuros, se dice que en la reciente recaptura juega un importante papel la DEA y, es lamentable que en ese suceso hayan fallecido, supuestamente en un accidente, catorce integrantes de la Marina. La noticia persigue otros objetivos, como apaciguar el descontento social a raíz de una violencia que se ha desatado en prácticamente todo el país, no hay duda, los gobiernos de Biden y Obrador esperan mucho de este suceso.

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