Fidel Rodríguez Ramos

Las lluvias son un elemento primordial en la tierra michoacana, desde tiempos ancestrales, pues en la temporada de las mismas se honraban a los dioses protectores de todo, hoy en las más grandes festividades, cuando éstas se hacen presentes, nadie abandona las procesiones religiosas, como en Quiroga, importante lugar de artesanías, de las famosas carnitas, donde acaba de honrarse la Preciosa Sangre, pues ellas son un don sagrado, un regalo de quienes velan por nosotros.

               Todos nos sentimos honrados cuando vemos gente de diversas partes  de  la República, de los Estados Unidos de América que vienen a gozar de un clima agradable, de una cocina tradicional donde no pueden faltar el caldo de trucha, los charales, el pescado blanco, las acumaras, los boquerones. Y claro, cuando se viene a Pátzcuaro es obligado degustar la nieve de pasta, probar el jarabe de achoque, y que bueno que estén los días 22, 23, 24 de julio para disfrutar la elevación de los globos de cantoya.

   Halagados nos sentimos porque en este tiempo estén con nosotros muchos visitantes, disfrutando nuestras fiestas, como la que habrá próximamente en la comunidad indígena de Pichátaro, sitio prehispánico donde nuestros antepasados honraban a Turipeme Xungapeti, éste seis de agosto habrá una celebración en grande,  para honrar también la Preciosa Sangre, ese día actuará la orquesta sinfónica de Tiríndaro. Gentilmente, es tradición, todos podemos ser invitados a los trojes para disfrutar de un sabroso churipo acompañado de deliciosas corundas. Habrá serenata, baile, jaripeos, juegos pirotécnicos.

    La gente los espera con los brazos abiertos en tantos lugares mágicos como Tupátaro donde se encuentra la capilla sixtina purhépecha; Tzintzuntzan, Ihuatzio, Cherán, Tingambato (que cuenta con una reproducción en miniatura de Teotihuacan, construida hace más de quinientos años), Cuanajo donde en los primeros días de agosto se festejara la Virgen de la Natividad.

Y decimos que estas tierras, comunidades son mágicas, porque nuestros ancestros tardaron mucho tiempo para encontrar el lugar adecuado para fundarlas, construirlas pues deberían estar donde no hubiera frío ni calor, con mucha energía, con mucha fruta, árboles, fauna y agua cristalina, todas nuestras poblaciones de Michoacán cumplen con ese celoso requisito, todas ya existían en el momento que llegaron los españoles en 1519. Muchos lugares precolombinos aún permanecen escondidos, cubiertos por la maleza, como cercas de Quiroga donde recientemente se acaba de descubrir una urbe llamada Angamuco. Comprueben honorables visitantes porque los habitantes de esta entidad nos sentimos orgullosos, complacidos de vivir donde hay muchas maravillas, curiosidades como la casa más pequeña que hay en la República y que se encuentra en Uruapan.

    Esperamos que disfruten de una placentera estancia, que adquieran algo de lo que es un inmenso mar de artesanías que se ofrecen en todos los lugares. Gracias y no duden en volver a estar otra vez con nosotros.

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