Fidel Rodríguez Ramos

   1986, gobernaba Carlos Salinas de Gortari, en una mesa de un lujoso restaurante, despreocupadamente platicaban empresarios mexicanos, españoles, ingleses, norteamericanos. “Haber, haber, dijo uno de ellos, vuélvemela a repetir. – ¿Cómo está eso de hacer otro fabuloso negocio aquí, y haciendo a un lado las leyes que prohíben entrarle a la generación, distribución y venta de energía eléctrica?.”

   Mira,-le responde el tertuliano- desde hace años, nuestro amigo Ernesto Zedillo ha dado el visto bueno para que varios legisladores, diputados federales, del PAN, traten la necesidad de que empresas privadas le entren a la actividad que hasta hoy es exclusiva de Comisión Federal de Electricidad (CFE). Comisión, aunque quiera, no podrá en un futuro con el paquete de hacer todos los trabajos que se necesitan, para ofrecer el alumbrado, servicio público de energía. La cosa es de que hoy, nos organicemos, le entremos con una lana, para poco a poco ir realizando obras que no serán criticables, como tender postes, ofrecer transporte, chalanes para el tendido de líneas de alta tensión. Nadie lo verá mal, porque todo se hará bajo promoción de contratos en todo el país. Todos ganaremos, Comisión más porque ya no tendrá la lata de contratar empleados de base, prestaciones.

   ¡Oye eso es ideal!, neta –interviene otro comensal- ni en mis sueños más locos se me hubiera ocurrido algo así. El esquema es fácil, lo entiende hasta un niño, como Frank de Miami. No hay de otra, a organizar compañías contratistas. ¡Órale!, todos a soltar de los verdes,  ojos de gringa, lázaros. Pasaron veinte años, esos pequeños grupos empresariales, se convirtieron en una pieza importante en cada sexenio, eran considerados para realizar grandes obras como presas hidroeléctricas, centrales, señalamiento de coordenadas. CFE en un momento cancela muchas prestaciones que el sindicato electricista había logrado para sus miembros, como dar una plaza base para el hijo de alguien que se jubilara, ahora todos los aspirantes a ello, deberían cumplir con un examen o evaluación para obtenerla.

    El grupo, su presencia crece enormemente. Año 2000, se vuelven a reunir, como cotidianamente lo hacían. Ya estuvo suave, ya le sabemos –dijeron- al negocio, al bisnes. Nosotros podemos ser la otra CFE, para nosotros ya no hay secretos, tenemos prácticamente todo para empezar generar eléctrica, como los majos españoles que se aventaron en Oaxaca, usando el interminable viento que voltea trailers. Aprovechemos al amigo Fox, con él ya generamos el 4.3 por ciento de la energía que se necesita aquí. Para el tiempo del segundo presidente, por supuesto que lo tendremos a nuestro lado, sea del partido que sea controlaremos el 40.3 por ciento.

   Y así sucede, ya con Enrique Peña Nieto  le vendían a la CFE el cincuenta por ciento de la energía que se necesitaba en cada hogar, fábrica, ejido, comercio, cementera, siderúrgica. Peña Nieto, los cita para darles a conocer una extraordinaria noticia: ”Compatriotas, amigos extranjeros hemos observado su ejemplar tarea, lo menos que podemos ofrecerles, es darles toda la oportunidad para que sigan en esa ruta, que será de gran beneficio de nuestra gran nación que espera mucho de ustedes, como el abaratamiento de ese valioso servicio”. Se escucha un fuerte estruendo de aplausos. “No he terminado –dice Peña Nieto- en el inicio de éste 2013 me reunido con los representantes de los partidos y ellos conmigo han coincidido en que su enorme tarea sea avalada, justificada, protegida por nuestra Constitución, porque queremos que haya seguridad, confianza en la desinteresada labor que realizan a favor de  nuestros compatriotas, a pesar de muchos de ustedes no guardan con ellos lazos de sangre u origen. Gracias y ¡Viva México! ¡Vivan los empresarios que no tienen miedo para jugársela con nosotros sin esperar nada a cambio! Sólo un humilde y leal reconocimiento.

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