Fidel Rodríguez Ramos
Se dice que en México no hay terror, violencia desbordada, pero entonces cómo llamar a la realidad que desde el inicio de éste siglo hemos padecido en Michoacán y en los demás Estados de ésta república cansada de tantas situaciones que nos han dañado, no se ha pensado en los efectos que en toda la población ha causado esa situación, en los adultos y en una población joven que se encuentra ya trabajando, estudiando en alguna institución superior.
La vida en muchos de nosotros ha cambiado, el estrés, el miedo, la inseguridad, la pesadilla de lo que nos pueda pasar a nuestras familias ha sido el pan de cada día, éste es un elemento que quizás nos pudiera ayudar a entender el por qué en el 2018 triunfa lo que se convierte en una alternativa partidaria, frente a otros institutos que enmudecieron, que se paralizaron ante el actuar de grupos dedicados al narcotráfico, y o que dejaron que libremente actuaran. Lo que todos hemos conocido, experimentado no se podía resolver en solamente cuatro años, no hemos pensado en que desde antes se fue creando, silenciosamente, un poder paralelo frente al Estado mexicano, en todos los niveles, desde la colonia, el barrio, la comunidad, el municipio, el gobierno estatal, contra eso ¿qué policía, autoridad podía frenarlo o neutralizarlo?.
En Michoacán desde hace 22 años todo ha sido violencia, la alternativa frente a ella que surge en la tierra caliente, pronto fue controlada, disuelta, hasta hoy no hemos entendido sobre lo que fue la actuación del doctor Mireles, del célebre papa “Pitufo” que se fue refugiar a Texas, del papel que jugó Felipe Calderón a través de su enviado Alfredo Castillo que múltiples veces se reúne con los llamados grupos de autodefensa, uno de ellos dirigido por Hipólito Mora que aspirara últimamente a ser gobernador. No hemos entendido el actuar de Leonel Godoy frente a los granadazos de Morelia, de Fausto Vallejo quien tuviera un hijo detenido por sus supuestas ligas con la “Tuta”, de Silvano Aureoles del papel que jugaron como gobernantes, de éste último se publica en el diario El Universal una preocupante información que hasta hoy no ha sido desmentida.
Rápido en Oaxaca, se recogen recientemente todos los ejemplares de un diario nacional que muestra el actuar del entonces gobernador Ulises Ruiz en el 2006 que a sangre y fuego desaloja a la gente que protestaba en el centro de la capital, de las camionetas que formaban caravanas bautizadas como de la muerte, que recorrían calles, avenidas balaceando a quienes las tenían bloqueadas, en éstas columnas participan gentes ligadas al narcotráfico.
Se dice que no hay terror, que se acrecienta con dos años de Covid-19, cuando nuestros hijos han crecido conociendo decenas de muertos cada día, bloqueos de carreteras con trailers, autobuses incendiados, con la toma de pueblos y comunidades, con el rafagueo de casetas y estaciones de la entonces Policía Federal de Caminos. Lo lamentable de la situación es de que todo este escenario ha servido últimamente para condenar la administración del actual Presidente, en un momento que necesita de una unidad nacional urgente, para enfrentar no solamente la situación de inseguridad, sino también la de educación, trabajo, salud, falta de agua, bienestar que nos merecemos todas y todos.