Fidel Rodríguez Ramos

    Nos quisiéramos equivocar, pero la posibilidad de generar, tener en nuestras manos la energía que desarrolle nuestra industria, el campo, el sector de servicios, la seguridad en nuestras ciudades, el transporte, la educación, la investigación científica, se ha venido perdiendo desde hace ciento cuarenta años.

  Ese bien tan importante, estratégico para ser una nación autónoma, independiente, libre, poderosa que se logra recuperar en buena parte desde 1938, se ha venido perdiendo, y quien lo fuera a creer, con el permiso de quienes como gobernantes tienen la obligación de preservar, cuidar celosamente de  nuestros codiciados recursos naturales. Desde 1900 empresarios ingleses, americanos y holandeses con engaños, violentamente se hicieron de ricos campos petroleros en Tampico y Poza Rica, el gobierno mexicano a ellas les otorga un permiso por cincuenta años sin recibir prácticamente nada, inmediatamente los gobiernos de esas naciones las respaldan en su voracidad y saqueo.

   Con Lázaro Cárdenas, con el pueblo se logra detener esa arbitrariedad, dándole a Pemex todo el control, por ley, de la industria petrolera, quedaba prohibida toda participación privada, extranjera. Ese buen deseo, poco a poco  va desapareciendo, por ejemplo la iniciativa privada mete su mano en aquel impresionante complejo petroquímico en Coatzacoalcos, Veracruz llamado “Pajaritos” que por falta de mantenimiento estalla provocando la muerte de varios trabajadores. ¿Cuándo habíamos soñado que un día los expendios de gasolina estarían en manos  de compañías ajenas al charrito Pemex? ¿Cuándo imaginamos que México y Estados Unidos compartirían un yacimiento de hidrocarburos en el Golfo de México? De ser una potencia petrolera mundial, Pemex hoy ve reducido su campo de acción a la extracción de crudo, antes producía gasolinas, material para autopistas, abono, fibras sintéticas, vinilo, pinturas, trajes de asbesto y un largo etc.

   Quienes promovieron la ruina, privatización de Pemex hoy aseguran que la refinería Olmeca será un rotundo fracaso, pues el petróleo tiende a acabarse no sólo en México sino en el mundo entero. Desconociendo que todavía durante 50 años será un codiciado recurso.

   Energía, electricidad que desean diariamente, más de ciento veinte millones de mexicanos se ha visto, por esos mismos empresarios foráneos como la oportunidad de hincar su colmillo, obtener fabulosas ganancias, jubilosos celebraron que el expresidente Peña Nieto les abriera de par en par las puertas para incursionar en la generación de energía usando libremente toda la infraestructura de Comisión Federal de Electricidad (CFE). En el norte de nuestro país, España ha instalado gigantescos campos de celdas solares para obtener energía que por supuesto venden a empresas cerveceras, cementeras, cadenas comerciales y hogares. Igual en Oaxaca se apropiaron del viento para hacer otro fabuloso negocio, importándoles un comino la afectación hacia el medio ambiente, a las aves migratorias y habitantes engañados.

   La cereza del pastel para esos extranjeros, cuya glotonería es infinita, ahora es el litio, pues desean aprovechar uno de los yacimientos más grandes que hay en el planeta, localizado en Sonora, por extrañas artes Inglaterra logra apoderarse de parte del mismo, buena amiga se lo vende a China, duro será reclamar ese recurso tremendamente valioso, que no es ya de nosotros sino de las generaciones futuras. Vuelve la vieja historia, “expertos” dicen que ese litio no es importante, pues no es de la calidad que se requiere para fabricar celulares, computadoras o baterías para carros eléctricos, que no ganaremos nada con el litio que hay en 14 Estados de la República Mexicana.

Compartir: