Alicia R. Oseguera

    ¿De dónde nace el deseo de jugar con esta nación?. De burlarse de ella hasta extremos increíbles, por ejemplo el héroe Porfirio Díaz, dio manga ancha para que empresas norteamericanas, inglesas y holandesas, hicieran lo que desearan con el petróleo de 1900 hasta 1950.

   Esa tradición la continúa el expresidente Felipe Calderón Hinojosa, quien antes de dejar el mando realiza una diablura, como lo fue comprar un gigantesco avión, el Boeing 787 a un precio de 218 millones de dólares. El inútil aparato ha tratado de venderse, alquilarse, rifarse desde el 2018 y nadie, ninguna nación ha mostrado interés en adquirirlo, pues moverlo en los aires representa un serio derroche, que ni siquiera un multimillonario se atrevería a gastar.

   El año pasado se debió pagar de garaje, en el aeropuerto internacional de la Ciudad de México 120 millones de pesos. Cuando llega Obrador al gobierno, se  lleva el armatoste hasta California para promover su venta y nada, sólo se  gastaron inútilmente, casi treinta millones de pesos.

   Para este año la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), pidió 331 millones de pesos para darle mantenimiento. Tremenda carga recibe Obrador, cuidar, tratar de marchantear un avión que nadie quiere. Solamente Enrique Peña Nieto se anima a usarlo, sin ningún remordimiento para llegar presumiendo en las reuniones con otros presidentes de diversas partes del mundo. Peña Nieto manda que le pongan una camita, su baño para llegar bien fresco, una cocineta donde se le preparan platillos exquisitos; su buena cava, cantina con vinos, cheves, tequilas, champan. Y atendiendo a los nuevos tiempos, servicio de internet. Durante este gobierno la nave les lleva las maletas, equipos a los atletas que compiten en Japón, Calderón se dijo enojado porque Obrador ni de chiste lo mueve para ir a alguna de sus constantes giras por el país, el expresidente asegura: “tanto esfuerzo que hice para comprarlo, y no se vale que esté ahí nomás arrumbado”.

   Nadie, ahora sí, tiene la culpa de la pandemia que nos arrebata dos largos años de escuela, de por si esta deja mucho que desear en muchas naciones, y más en México donde aunque nos duela expresarlo, no es cosa importante, prioritaria por más que las autoridades del ramo se llenen la boca, con frases bonitas en cada inicio de ciclo escolar, no hay ni el gusto ni el profesionalismo para atenderla como debe de ser. Conmueve saber, que si no se hace algo verdaderamente eficaz tendremos otra generación perdida. Un experto, Fernando Carrera, dice lo siguiente: “Todavía el sistema educativo no produce el ambiente escolar adecuado para que los menores puedan aprender habilidades fundamentales, como saber leer y escribir con cierta calidad…se ven deficiencias en el razonamiento lógico-matemático.”

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