Fidel Rodríguez Ramos
Cada seis años, se repite una vieja historia, varias personalidades se hacen presentes para pretender llegar al máximo cargo de representación popular, a la Presidencia, en medio de una asfixiante propaganda que oculta la idea de lo que realizarán, por supuesto en beneficio de la sociedad, cuando logren estar en el ansiado sitio de poder.
Por no tener esa claridad, visión, muchas de las acciones presidenciales se hacen atendiendo a exigencias internacionales, a los intereses de organismos poderosos como el Banco Mundial (BM), fondo monetario Internacional (FMI) controlados por una minoría super millonaria de los Estados Unidos de América. Así Enrique Peña Nieto, hace que se apruebe una reforma energética, pues considera que con ella el gobierno ya no tendría la carga de invertir grandes cantidades de dinero en la búsqueda, explotación del petróleo, ahora con esa propuesta compañías extranjeras lo harían, y mejor que Pemex.
En el renglón de la construcción, prefirió que empresas españolas construyeran grandes autopistas, hospitales, vías de tren, puentes. Y por supuesto admitió que siguieran en sus labores de extracción de minerales, compañías canadienses y americanas. Para él no hubo necesidad de revisar el Tratado México Estados Unidos Canadá (TMEC), estaba de acuerdo en que siguiéramos siendo una nación maquiladora. La salud, la educación sería campo para el actuar de intereses privados.
Con la llegada de Obrador al gobierno, nos deslumbramos con la victoria popular, no reparamos, quizás por más de un año, en su propuesta para mejorar nuestra patria, y menos nos interesamos en ello por la llegada de la terrible epidemia mundial, que nos guste oh no fue, después de naturales tropiezos, combatida eficazmente por el personal de salud. Mucha gente, la de la llamada tercera edad empezó a difundir el apoyo económico que recibían, después los jóvenes. Por primera vez alguien se interesa por sembrar seriamente miles de árboles.
Nunca habíamos visto, ni escuchado el enojo de importantes empresarios mexicanos, ante la negativa del gobierno del Cuarta T por seguirlos prefiriendo en el manejo del presupuesto anual, que antes era cosa natural, más se enfurecieron cuando Obrador no hace suya su intención de que garantizara el pago de un préstamo internacional que ellos solicitan por treinta mil millones de dólares, para salir adelante por los estragos que supuestamente les causa el Covid-19.
Y sí, en medio de tantos problemas nos dimos cuenta de que Obrador iniciaba una verdadera transformación en el país, sacando adelante el tren Querétaro- Ciudad de México. Iniciando la construcción de un nuevo aeropuerto, una refinería para obtener gasolinas, un tren en Yucatán que haría posible el desarrollo de la actividad turística, un paso ferroviario del Atlántico al Pacífico, todo ello sin elevar la inmensa deuda interna y externa que tenemos. La tarea ha sido titánica, sobre todo porque no cuenta con la colaboración, comprensión de millones de personas, que muy en su derecho, consideran que estábamos mejor con todos los expresidentes surgidos del PRI y PAN.
En el 2024 habrá una prueba de fuego en las urnas para TODOS los partidos, ojalá y que no nos volvamos a perder en la selva de confusión propagandística que se acostumbra realizar, esperamos que claramente se nos diga que es lo que se pretende realizar desde Palacio Nacional para bien de TODAS Y TODOS.