Fidel Rodríguez Ramos

    Sí pero que sea un ejército que recupere aquella tradición de defender al pueblo, como lo hacía frente a las muchas invasiones que padecimos por parte de Estados Unidos de América, Francia, Italia, Inglaterra, España entonces si nos enorgullecíamos de contar con una fuerza, comprometida a proteger nuestro territorio, entonces si los soldados  ganaban ascensos, galones  en fuertes batallas, nuestro himno nacional recoge mucho de ese sentimiento que no sabemos cuándo se perdió, hoy quizás tenemos más generales que combatientes, gracias a la generosidad de los expresidentes, que así, con promociones agradecían los muchos favores a las fuerzas armadas, la sumisión, la realización de criticables actuaciones, como invadir  universidades, desalojar, reprimir a campesinos, estudiantes, obreros, maestros, médicos, ferrocarrileros, electricistas que exigían justicia.

   Algún día sabremos el porqué de pronto dejamos de tener una policía eficiente, cuáles fueron los motivos que llevaron a corromperla, a estar al servicio de intereses privados y no públicos. De pronto nuestros cuerpos de seguridad municipales, estatales fueron rebasados por otros grupos que llegaron a controlar inmensos territorios, esto sucedió en todo lo largo y ancho de la República, estamos de acuerdo en que esa policía debe profesionalizarse, contar con mejores materiales para hacer frente a una criticable situación actual, donde ya nadie se siente seguro.

   De pronto en 1970 la gente empieza a criticar al ejército, no estaban de acuerdo con los desfiles bélicos del 16 de septiembre en la Ciudad de México, y el del 30 del mismo mes en Morelia que iniciaba en la mañana con tremendos cañonazos de salva, esas marchas, se comentaba, eran para provocar miedo en la gente que observaba el paso de carros de guerra, tanques, aviones que enviaban un oculto mensaje, de que más valía no cuestionar al gobierno, a los poderosos.

   1980, acudimos a Chilpancingo, Guerrero, de pronto nuestro autobús es detenido por un destacamento militar, hombres y mujeres fuimos separados, nuestras pertenencias, identificaciones fueron estrictamente revisadas, además de que se nos pregunta el motivo de nuestra visita.

   Año 2000, antes de llegar a Hermosillo, Sonora, no una sino muchas veces nuestro transporte fue detenido varias veces, la milicia nos exigía bajar, frente a nuestra vista revisaban las mochilas, maletas, revolviendo ropa interior, cosas personales buscando quien sabe que cosas, eso sí todos calladitos, ni quien dijera nada.

    Año2012, en la carretera del Golfo nos marcaron el alto los soldados, para nuestra desgracia íbamos tomando una cerveza. Nos obligaron a bajarnos, identificaciones fueron requeridas. Nuestro auto fue revisado exhaustivamente, lo removieron todo. Llevábamos una caja cerrada con libros, un capitán nos dijo que si la podía abrir, así lo hace, toma un volumen y nos dice que si se puede quedar con él, asentimos. De pronto un soldado le dice ¡no lo va a entender capitán!, eso despierta la furia del interpelado, y le contesta ¡no te estoy pidiendo tu opinión!. Pueden seguir, vayánse con cuidado.

   Ni de chiste se puede viajar por la noche en Tamaulipas, Durango, Zacatecas, Sinaloa. En poblaciones de la segunda entidad, por la noche se ponen cadenas en las calles para impedir el paso de coches extraños, realmente la cosa en el país esta delicada, en la obscuridad circulan camionetas clonadas de las diversas policías, como que estamos, en el caso de la seguridad, entre la espada y la pared.

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