Fidel Rodríguez Ramos

    Todo ha sido bien calculado, pasaron ocho años, la atención sobre el caso Ayotzinapa se fue diluyendo, la atención deja de centrarse en lo que ha sido uno de los crímenes más dolorosos, atroces que ciertamente los que tenemos aún algunos trazos de humanismo no queríamos aceptar, pues como fue posible que con toda la sangre fría, sin ningún remordimiento se haya tenido el ánimo para ejecutar, desaparecer a 43 personas, a jóvenes que encaminaron todos sus deseos para ser un día maestros, estar vinculados con las esperanzas infantiles, con el sueño de poder transformar la vida de alguna comunidad olvidada en las montañas guerrerenses, donde las posibilidades de sobrevivencia son mínimas, al grado de que muchas escuelas permanecen cerradas la mayor parte del año, por la razón de que los niños siguen a sus padres en los campos agrícolas de Sonora o Sinaloa.

   Y sí, se asegura que los responsables de esa atrocidad son policías municipales, estatales, soldados quienes estaban confabulados, unidos con integrantes de un cartel dedicado al narcotráfico que enviaba heroína desde Iguala, Guerrero hasta Chicago regularmente en autobuses Estrella de Oro o de turismo. Se considera que los normalistas en esa trágica noche del 26 de septiembre tomaron una unidad que transportaba ese tipo de droga. Mucho en ese asunto tuvo que ver el entonces presidente municipal de Iguala con su esposa, el edil da la orden de eliminar a todos los chamacos de la normal rural de Ayotzinapa, hoy el matrimonio se encuentran en prisión acusados de otras cosas, menos de haber actuado en la desaparición de los estudiantes, así se las gastan los cuerpos encargados de procurar la justicia en este país.

   Total del 2014 al 2022 las cosas se encuentran sumamente atravesadas, responsables de ese crimen no hay, no se quiso llegar hasta las últimas consecuencias, no se ha querido involucrar al máximo responsable de la seguridad en la república en ese tiempo, el licenciado Enrique Peña Nieto, al ejército. Se ha compartido la sucia manera en que se abordan los sucesos criminales más importantes que se han sucedido en este siglo XXI, todo ha sido muy fácil para que los acusados salven su responsabilidad, pues los expedientes, declaraciones, acusaciones, juicios se realizan cometiendo un sinfín de errores, por esa falta, bien calculada, más de cincuenta involucrados en esa tragedia hoy se encuentran libres, disfrutando de una sana vida. A pesar de haber declarado de haber sido participes del secuestro, desaparición, muerte de decenas de estudiantes.

    Hemos llorado, nuestra ira ha estallado por la forma tan simple en que aparentemente se ha resuelto un asunto que tiene que ver con muchos aspectos de nuestra vida nacional, solamente así con ese salvajismo pudo desalentarse el ánimo de miles de mujeres y hombres para ser maestros, normalistas dispuestos a hacer suya las demandas de campesinos, obreros, amas de casa, indígenas, jornaleros. Solamente los jóvenes son los que hubieran exigido un alto al arbitrario saqueo de  esta nación, avasallada por los dictados privatizadores del Banco Mundial (BM) y Fondo Monetario Internacional (FMI). Este desenlace no ha terminado, el pueblo, con su amplio criterio, que hoy desprecian TODOS los partidos políticos, que mantienen secuestrada nuestra democracia, dará su veredicto en el 2024, ese será el primer paso, hoy no se puede pedir más, toda nuestra clase política feliz retoza en ese fango de suciedad, cubriéndose todos las espaldas. Los normalistas, la nación mexicana realmente no se merecía éste atropello. ¿Cómo fue posible que un día antes del 26 de septiembre del 2022 la señora Claudia Sheinbaum haya organizado un exitoso concierto de música en el Zócalo principal del país?. ¿Con ese corazón desea ser la sucesora de Obrador?. Pobre país.

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