Fidel Rodríguez Ramos

     Tremendamente difícil resultaría señalar al expresidente, que en un largo período de tiempo (más de ochenta años) haya causado más daño a México, con justicia se dice que al PRI, PAN no les alcanzó el tiempo para destruir, robar por completo, a esta humillada nación, digna de mejor suerte, convertida en un simple botín, donde muchos bribones que aseguraban defender al pueblo pobre, obtuvieron cantidades fabulosas de dinero, el que menos se llevó fue más de mil millones de pesos, suficientes para garantizar el futuro de sus familiares, durante cuatro generaciones.

  Aun así, desvergonzadamente, la priista, si leyó usted bien, la tricolor Claudia Ruiz Massieu Salinas pretende ser candidata a la presidencia de la República en el 2024, y ella durante una entrevista a un diario (La Jornada) destila un profundo odio hacia Andrés Manuel López Obrador, a quien acusa de ser el culpable del lamentable estado que guarda la nación, gobernada por un hombre rencoroso.

  Si la senadora entendiera en qué país vive, no comentaría varias ideas que la evidencian como una desconocedora de una realidad adversa, cruel, miserable, violenta, de robo, despojo que realizara su tío Carlos Salinas de Gortari que entregara, regalara NUESTRA compañía Teléfonos de México a Carlos Slim. NUESTRA mina de cobre en Cananea, Sonora, una de las más grandes del planeta, a Germán Larrea Mota. Ella asegura que la miseria actual es culpa de Obrador, pero se cuida de mencionar el desproporcional despojo que cometió Salinas, el inventor del “chupa cabras”  (para medir el estado de nuestra ignorancia), en beneficio de una reducida minoría, de sus amigos, que se llevaron hasta el aire, las piedras, los satélites artificiales, una empresa televisora (Canal 13), los bancos.

   Claudia Ruiz, como Salinas, nos consideran retrasados mentales, seguramente es senadora gracias a la figura de representación plurinominal. Ella ignora que su partido se ha ganado el repudio social por tanta arbitrariedad que ha cometido contra millones de personas, principalmente de indígenas, campesinos, comuneros, pues su familiar, el nefasto Salinas, propuso, hizo realidad, en 1992, con la ayuda de sus amigos priistas y panistas, una reforma al artículo 27 de la Constitución, cambiaron ese apartado para ofertar, privatizar como una simple mercancía, más de cien millones de hectáreas. Gracias a ese arreglo los particulares, podían reclamar como suyo, cualquier terreno donde se encontrara petróleo, valiosos minerales, agua, proclamando que lo exigían por ser “algo” de interés público. Terriblemente malo sería que nuevamente el pueblo les diera su confianza a una partida de malvivientes y salteadores, que desde siempre han asolado a nuestra digna nación.

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