Fidel Rodríguez Ramos

    El próximo 27 de noviembre, se realizará una marcha, la presencia de la gente en las calles, para demostrar la simpatía, el apoyo hacia el actual presidente de la república, ese tipo de acción desde 1789 ha sido patrimonio de la izquierda, del pueblo  quien necesita presentar su firme decisión de no dar un paso atrás en su exigencia de tener un mejor futuro, en el año arriba indicado, los franceses  tomaron las ciudades, las poblaciones rurales desconociendo a una minoría privilegiada, con títulos de nobleza.

  Los rusos, a principios del siglo XX hicieron lo mismo, desfilaron evidenciando como bolcheviques su mayoría frente a los mencheviques, que no deseaban un cambio radical, completo que beneficiara a los humildes, al proletariado donde tenían una importante presencia Lenin y Trotski organizador del ejército rojo.

  Se desfilará en la Ciudad de México, como respuesta a la marcha que organizará Claudio X González Guajardo, el pasado 13 de este mes, para supuestamente condenar la reforma presidencial contra el Instituto Nacional Electoral (INE), el viaje, como de todos es sabido, se aprovecha presentándolo como una muestra de repudio hacia el ejecutivo, a la población que le da su confianza en el 2018. El empresario González Guajardo en alguna ocasión llega a afirmar que Enrique Peña Nieto, merecía estar en una galería del terror por su eficiente trabajo para dañar la nación.

  González siempre ha comulgado con el PRI porque éste, siempre a manos llenas  ha beneficiado a su familia, él diseña el proyecto para unirlo al PAN y PRD, sabiendo que sólo así tiene posibilidades para alcanzar la presidencia en el 2024. Hoy seguramente se ha de lamentar por su débil decisión de no haber llamado a manifestarse en el Zócalo capitalino, en todas las ciudades abiertamente para aprovechar un inocultable descontento de millones de gentes que no han visto, según ellos, ningún cambio en el país.

    Lo importante es saber que las marchas no se producen al gusto de alguien, éstas tienen un firme soporte que no observan quienes no están familiarizados con el actuar cotidiano de la sociedad. Las marchas se producen cuando se deben de dar, así en los importantes momentos previos a las elecciones que dan el triunfo a Obrador, no una sino varias veces, llegan miles de habitantes al corazón del país para mostrar que nada ni nadie detendría su decisión de llevar a la Presidencia al tabasqueño.

    En 1968 nada pudo detener el descontento de los jóvenes prácticamente en todo el planeta, irritación que se hizo presente en las gigantescas marchas y manifestaciones, los chamacos deseaban libertad, democracia, el fin del actuar bélico norteamericano en Vietnam.  Las marchas nadie las puede impedir, se generan espontáneamente, son como  electrizantes relámpagos que contagian a todos. Una marcha no se puede “fabricar”, por eso las que se dan quedan para siempre en el imaginario de la sociedad, por su justeza como la que hicieron los mineros de Coahuila desde esa entidad hasta la actual Ciudad de México. Tenemos musicalmente “La marcha de Zacatecas”, basada en el accionar bélico de Pancho Villa, que destroza al ejército del traidor Victoriano Huerta, el centauro toma esa legendaria ciudad, desobedeciendo al jefe Carranza, lo hace por atender el llamado de la historia. (RRF)   

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