Fidel Rodríguez Ramos
De algo ha servido tanto sacrificio, gracias a muchas penalidades, tendremos en el 2024 la
oportunidad de decidir en las urnas al gobierno que deseamos, rechazar al actual modelo, y ello
antes era inimaginable, tanto se ha avanzado en ese aspecto que en éste año del 2022 se invitó a
realizar un ejercicio electoral, para decidir si se deseaba seguir o rechazar la administración
obradorista, y es importante señalar que los medios de difusión, antes de esa consulta, que
presumieron los senadores como obra suya, anunciaron la alegría de los no simpatizantes con el
actual gobierno, dijeron que gustosos participarían, sin embargo cuando se dieron cuenta que ello
tenía el peligro de una votación mayoritaria a favor de Obrador, dieron marcha atrás y le hicieron
un vació, no acudieron a un ejercicio común en muchos países, que al final no sirvió de nada.
Esos medios de difusión han preferido echar más gasolina al fuego, provocando que los
mexicanos, cada vez más, nos vayamos viendo como acérrimos enemigos, los medios no han
enriquecido la democracia que implica el conocer, civilizadamente, las distintas opiniones de la
gente. Quienes votamos en el 2018 por Obrador, traíamos desde 1990 un serio descontento por la
manera en que se estaba conduciendo el país, recuerdo que en una reunión con papás de la
meseta purhépecha, nos preguntaron el porqué de ese sentimiento contra el gobierno, y
contestamos que era por la manera en que se estaba vendiendo, privatizando irresponsablemente
todo lo que era un patrimonio de los mexicanos, expresamos que nuestro desacuerdo se basaba
en el que se estuvieran regalando, vendiendo a precio de ganga cientos de empresas, carreteras,
aeropuertos, puertos, tierras, el subsuelo.
De seguir así, continuamos, pronto ya no tendremos nada, ni siquiera Teléfonos de México
(Telmex), bancos, petróleo. Ahí nos interrumpieron, y dijeron que no estaban de acuerdo con
nuestros juicios, que eso nunca sucedería, que exagerábamos. Desafortunadamente el tiempo,
cruelmente, nos dio la razón. Se vendieron muchas cosas, y para evitar el descontento popular se
dio mucho dinero a través de los llamados Comités de Solidaridad, promovidos por Carlos Salinas
de Gortari había dinero para proyectos ganaderos, caminos, pequeños negocios, espacios
deportivos, drenaje, introducción de luz, agua, el dinero salió de lo que se malbarato como
SICARTSA en Michoacán (una de las siderúrgicas más grandes del planeta), o la mina de cobre de
Cananea.
Desde 1990 hasta el 2018, o quizás desde mucho tiempo antes, la gente ya no hallaba la puerta
de salida frente a los sucesivos gobiernos presidenciales, que solamente aprovecharon su estancia
para enriquecerse desmedidamente, aprovechando préstamos internacionales, miles de millones
de dólares cuyo destino final nunca se conoció. Y así como votamos por Cuauhtémoc Cárdenas en
1988, volvimos a sufragar en el 2018 por Obrador, porque vimos en ellos la única salida, esperanza
para terminar con una creciente pobreza o violencia, mentira si dijéramos otra cosa, sólo eso
veíamos en ese año, muchos desesperados huían a los EUA, al grado de que hoy viven allá 40
millones de familiares o conocidos. ¿Para qué seguir peleándonos, si en el 2024 TODAS Y TODOS
tendremos la oportunidad de decidir por cual camino transitar?. La democracia es aceptar el

veredicto de las urnas, si gana nuevamente el PRI, PAN y PRD pues que bueno, porque indicaría
que ellos estaban en lo correcto, no así nosotros que creíamos en otra cosa, en una ilusión.

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