Alejandro Martínez Castañeda
De acuerdo a los promotores mundiales del Comercio Justo, éste se define como una alianza comercial basada en el diálogo, la transparencia y el respeto que busca una mayor equidad en el comercio internacional. “Contribuye al desarrollo sostenible ofreciendo mejores condiciones comerciales y garantizando los derechos de personas productoras y trabajadoras marginadas, especialmente en el Sur”.
En otras palabras, el Comercio Justo representa un círculo virtuoso en donde se incluyen ya no sólo los precios, sino también las condiciones que permitan: el desarrollo económico inclusivo, la equidad de género, la seguridad alimentaria, medios de vida sostenibles para los productores y trabajadores, equilibrio ecológico, comunidades prósperas, trabajo decente; todo esto bajo el principio rector de: “primero las personas en las políticas comerciales”.
Frente a los desafíos que impone el modelo neoliberal a escala mundial que reproduce la desigualdad social, la pobreza y miseria en perjuicio de millones de personas de numerosos países, el Comercio Justo y, por extensión, la Economía Social Solidaria, se convierte en una estrategia ineludible para afrontar la catástrofe social y económica que ha dejado el neoliberalismo por doquier.
Y es que, si bien la expansión del comercio mundial en las últimas décadas ha contribuido de manera importante al crecimiento económico en la mayoría de los países, los beneficios derivados del aumento del comercio mundial no han sido compartidos de forma equitativa. La liberalización del comercio no ha cumplido su promesa de reducción de la pobreza, ni mucho menos en la generación de empleos dignos para amplios núcleos poblacionales.
La Carta Internacional de Comercio Justo establece que el comercio es más que una actividad económica sobre el intercambio de bienes y servicios, es una interacción social entre las personas. El Comercio Justo apunta a fortalecer el capital social al asociarse con organizaciones inclusivas y democráticas que están activas en el apoyo a la educación, la salud y los servicios sociales dentro de sus comunidades como una manera de difundir los beneficios del comercio lo más ampliamente posible.
La Organización Mundial del Comercio Justo (WFTO) establece 10 principios que deben cumplir las organizaciones que trabajan en torno a esta estrategia:
Principio 1. Creación de Oportunidades para Productores en Desventaja Económica
Principio 2. Transparencia y Responsabilidad – Rendición de cuentas
Principio 3. Práctica Comerciales Justas
Principio 4. Pago de un Precio Justo
Principio 5. No al Trabajo Infantil y al Trabajo Forzoso
Principio 6. Compromiso con la No Discriminación, la Igualdad de Género y el Empoderamiento Económico de la mujer y la Libertad de Asociación
Principio 7. Garantizar buenas condiciones de trabajo
Principio 8. Desarrollo de Capacidades
Principio 9. Promoción del Comercio Justo
Principio 10. Respeto por el Medio Ambiente
Más información: https://www.wfto-la.org/comerciojusto/