Fidel Rodríguez Ramos
Antes de 1988, los partidos políticos nos eran indiferentes, por la poca democracia existente, el PRI llega al grado de competir solitariamente en una ocasión para obtener la Presidencia de la República, eso fue criticado en el planeta, de ahí que se buscaron las maneras para lograr una participación ciudadana, motivar a los partidos como el PAN regalándoles “pluris” en cada lucha electoral, senadurías y diputaciones federales, como la que hoy le obsequiaron a Margarita Zavala esposa de Felipe Calderón.
Se toleraba a los partidos, se comprendía que eran meros paleros, elementos para mostrar que en México había lucha partidaria. Aun así había mucho abstencionismo, el PRI presumía de llevarse en cada farsa electoral el carro completo, gracias a que hasta los muertos salían a votar por ellos. No había condena hacia esos institutos, porque su accionar, papel era irrelevante.
Sin embargo en 1988 la ciudadanía se vuelca en una participación contundente, para saber cómo se le roba su voto, engaña, dándole el triunfo al candidato presidencial del PRI Carlos Salinas de Gortari, victoria que honradamente se había ganado Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Los poderosos sintieron pavor, porque comprendieron que el pueblo en cualquier momento podía arrancarles el poder que ilegítimamente durante setenta años, indebidamente, gozaron los priistas.
Temerosos desde ese año, empezaron a desmantelar la nación, iniciaron una venta de garaje, regalaron toda una serie de empresas, que eran de los mexicanos, que administraban gracias a una economía mixta, donde hacían negocios con la iniciativa privada. El gobierno, poco a poco empieza a alejarse de sus obligaciones constitucionales para ofrecer a todos, educación, salud, trabajo, vivienda, ello se logra gracias a una colaboración, ayuda de los panistas, priistas, perredistas que lograron el apoyo del Verde Ecologista, Nueva Alianza, Movimiento Ciudadano, Redes Ciudadanas y otros engendros que pronto murieron por los escasos votos obtenidos.
El fin de un estado protector que deja fuera a los pobres, más no así a una minoría que se enriquece desmedidamente por haber sido beneficiados con bancos, fábricas, líneas aéreas, minas, playas, tierras, es también posible por la colaboración del llamado poder legislativo, de diputados, senadores que al gusto de los millonarios cambiaron la Constitución, acabando con la llamada seguridad social. Ese dramático cambio se da por la ayuda del poder judicial, de los jueces, ministros que defendieron a capa y espada, a quienes fueron sorprendidos en el hurto de miles de millones de pesos.
Hoy es natural pagar colegiaturas, pagar por análisis clínicos, electrocardiogramas, seguridad privada, vivienda debido a la existencia de un gobierno que apenas si puede mal cumplir con su papel de gendarme. Es indigno que ahora cuando se pretende recuperar lo despilfarrado, quitar la presencia de ladrones extranjeros en PEMEX y Comisión Federal de Electricidad, los traidores partidos políticos pongan el grito en el cielo, llamando a que se amparen los empresarios de Estados Unidos de América, Italia, España, Canadá para que no se toquen sus intereses, con la finalidad de que en el extranjero se vea que aquí si hay democracia, un interés por guardar y hacer que se respete una Constitución parchada más quinientas veces, que se cambie por las órdenes de Ernesto Zedillo, Carlos Salinas de Gortari, Felipe Calderón Hinojosa, Enrique Peña Nieto que plácidamente viven en su nueva patria adoptiva, como lo es España, la antigua madre peninsular que tan mal nos trata durante tres siglos. (RRF)