Fidel Rodríguez Ramos

   El 21 de febrero del presente año, dos chamacas de secundaria se pelearon, azuzadas por sus propios compañeros, una de ellas, ventajosamente, con una piedra golpea en la cabeza y cara a su contrincante repetidas veces,  desafortunadamente, por la brutal  agresión fallece en marzo, eso ocurre en Teotihuacán, Estado de México.

  La acción mencionada, forma parte del llamado bullying que quizás desde siempre ha estado presente en las escuelas de todos los niveles. Se ha tolerado, consentido sin saber si ello forma parte de una especie de bautizo obligado que se debe sufrir. En Uruapan, en la escuela de guardas forestales, era parte del ritual con los nuevos aceptados, se apagaba la luz y entraban los alumnos de grados superiores, haciendo uso de los cinturones, golpeando a los novatos en sus dormitorios. Cada joven agarraba a un bisoño, y éste debía cumplir, caprichos, agresiones que iban creciendo bárbaramente, en una clase un maestro con curiosidad observa a un alumno que mostraba un extraviado comportamiento, enloqueció, observa su cuaderno y en él había muchos dibujos infantiles.

  En la Universidad Michoacana, por el bullying se llega al grado de meterse a la facultad donde hubiera menos agresiones, muchos ingresaban a leyes, porque ahí solamente se pasaba por una fila para recibir golpes o puntapiés; en otras carreras ponían chapopote, plumas y lo metían a uno en un barril, tambo que hacían rodar, eso debe clausurarse porque, se dijo, que había muerto un aspirante, no resistió la llamada novatada. 

  Peor estaba en el Colegio Militar, donde a los aspirantes los amarraban dentro de un colchón para aventarlos a la alberca. Cercas del Politécnico Nacional me sorprendió ver a un joven, vestido de mujer, pidiendo dinero, pregunte la razón a un alumno y me dice: profe eso es parte de una especie de bautizo, prueba que deben hacer quienes han ingresado al equipo de futbol americano.

  En las secundarias de la región lacustre, hacían pelear a los de primero, los  grandes llamaban a dos nuevos y decían: “a ver vamos a saber quién es más hombre, a la cuenta de tres escupan sobre mi mano extendida, dicho y hecho, quien convocaba rápido la quitaba, bañándose de saliva los participantes que inmediatamente se liaban a golpes”. Eso era pequeño asunto, pues el bullyin, las agresiones fueron creciendo, nunca imagine que fuera tan difícil separar a dos peleoneros o peleoneras a la hora de la salida de clases, en una ocasión no pude hacerlo, les valió sorbete que fuera su maestro,  rápido pedí a un joven alto, fuerte que interviniera para parar una fuerte agresión de dos chamacas, donde una azotaba la cabeza de la otra en el pavimento.  

¿Quién no experimentó en la primaria, el terrible reto de alguien que se la pasaba molestando a uno. Temblábamos, deseábamos que las clases jamás terminaran, ni atención poníamos al maestro, recordando el :”Vas a ver a la salida”?. Muchas (os) desertan de las escuelas por no soportar golpes, burlas por ser bajo de estatura, por el trabajo de los papás, por no tener a alguno de ellos, feo, de piel morena, pobre, bizco, tartamudo, reservado, estudioso, cumplidor con las tareas,  solidario, acomedido, homosexual, lesbiana; además de insultos, destrozo de sus cosas, pérdida de las  mismas, apodos. Eso que pasa en todas las escuelas ¿de quién es culpa?. Y algunos despistados dicen que en México hay “educación de calidad”. (RRF

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