Fidel Rodríguez Ramos

  En la tarde noche de éste 20 de abril, el presidente de México anuncia por fin la venta de un Boeing 787,  que comprara el expresidente Felipe Calderón Hinojosa en los últimos días de su gobierno, quien usara ese ostentoso aparato es su sucesor Enrique Peña Nieto, para efectuar viajes a diversas partes del mundo, atendiendo a sus invitados con excelentes comidas y vinos, la nave se acondiciona con internet, una recámara de lujo, baño para llegar bien presentados a las reuniones previamente agendadas.

  Llega a decirse que tal aeronave, ni siquiera la tenía el expresidente Obama de los Estados Unidos de América, con ese comentario ya nos podemos dar una idea de lo costoso de la aeronave, el lujo de que disfrutaban los pocos mortales que como verdaderos reyes, recibían en ese transporte oficial, que además obligaba a cubrir un gran gasto, para darle mantenimiento, ponerlo a funcionar regularmente y pagar las cuotas de hangar en el aeropuerto Benito Juárez y,  en los Estados Unidos de América donde se ofrece al mejor postor o comprador, fue triste saber que a pesar de una gran publicidad nadie se atrevió a comprarla o a darse una vuelta para verla.

  Después de esa amarga experiencia se piensa en rifarla y, vuelve a ocurrir lo mismo, el sorteo es nuevamente un fracaso, nadie tiene la ¿fortuna? de ganarla. Parecía que el destino de la nave sería el de convertirse en chatarra, sólo se usa para llevar a China materiales deportivos a los competidores aztecas de la pasada olimpiada. Calderón se asombra de que el Boeing no lo use Obrador.

  Ya nos habíamos olvidado de ese absurdo y, por fin hoy la presidencia de la República anuncia la anhelada venta de la aeronave a Tayikistán, una nación de Asia Central que formara parte de la desaparecida ex Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS). Dentro de diez días la nave iniciará su viaje hacia ese alejado punto del planeta, se anuncia que el precio de mil seiscientos cincuenta millones de pesos ha sido plenamente cubierto por los adquirentes.

  Los beneficios de esa venta se usarán para hacer realidad un hospital en la población de Tlapa, Guerrero, otro nosocomio también se construirá en Tuxtepec, Oaxaca. Comprar esa aeronave muestra el actuar frívolo de los expresidentes, surgidos de la hoy llamada oposición; recientemente también se llega  a descubrir el abusivo gasto de más de cuatro mil millones de pesos para construir un gasoducto de Poza Rica, Veracruz al estado de Hidalgo que nunca se usó, que nunca transportó la más mínima cantidad de gas.

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