Alicia R. Ramírez

  Fue absurdo, que durante la pandemia del Covid-19, se presentaran “informes” de las diversas autoridades de gobierno, diputados, senadores, esa acción fue falsa porque sencillamente no había condiciones para hacer obras, trámites en un momento en que definitivamente estábamos ocupados con una epidemia que arrebataba miles de vidas en todo el mundo, a pesar de ello, fea, grotescamente se organizaban concentraciones, mítines, campañas de los partidos políticos sin que les importaran los contagios de la gente, que acudían porque recibirían algún dinero, despensa o ayuda material.

  Todos observamos, como en un delicado momento que vivíamos, los partidos, gobernadores cometieron la infame acción de insurreccionarse contra el gobierno federal, las máximas autoridades en varias entidades, como Michoacán, anunciaron que por su propia cuenta comprarían las vacunas salvadoras; los partidos de la hoy oposición, como niños, se negaron a dar parte del dinero que se les daba para su funcionamiento (cinco mil millones de pesos anuales), necesarios para comprar más inyecciones; prestar tiempo del que tenían en los medios de difusión, para coordinar mejor las jornadas de inoculación.

  Hoy todos los partidos echan las campanas a vuelo, creyendo que la población está ansiosa de participar en las próximas elecciones presidenciales, ignorando que la sociedad ha crecido en cuanto a tener una mayor conciencia política. Saben los ciudadanos, los jóvenes, adolescentes y niños que la democracia, la participación plena que debe ser de todos, está secuestrada por una ridícula minoría, por las dirigencias partidarias, que se frotan las manos por lo mucho que van a obtener para ellos y sus favoritos. Por todos los medios, los partidos se las han ingeniado para no permitir la verdadera participación popular, quienes son candidatos, consejeros lo pueden presumir, gracias a que cuentan con un gran soporte económico, que les permite comprar voluntades. No veremos en las boletas electorales a ningún campesino, obrero, comerciante, indígena, maestro, jornalero, profesionista honrado.

   Eso sí, es real de que al recuperar la oposición, bautizada como conservadora, la Presidencia de la República, volveremos a la pesadilla que vivimos durante setenta años, esto es importante, no debemos engañarnos. Debemos exigir, obtener que las gentes surgidas de nuestro entorno popular, humilde, las más capaces, puedan estar en los diversos cargos de gobierno. ¿Y por qué?. Por la sencilla razón de que hay preocupación por tantas muertes y desapariciones, por la falta de trabajo, buenos salarios, de escuelas profesionales para los millones de chamacos que se quedan sin estudiar, por la falta de cupo. Por la falta de atención médica. Todos los partidos viven en otro mundo, no saben el delicado momento que vive la nación, en el peligro de vivir ya una verdadera insurrección civil, en un enfrentamiento que por desgracia, hoy se presenta en Guanajuato, Estado de México, Chiapas, Tamaulipas, Jalisco, Michoacán y en la misma Ciudad de México que ha dejado de ser un lugar intocable, seguro.

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