Alicia R.Ramírez
En el 2018 había un real descontento hacia el PRI, PAN y PRD, la gente con verdadero interés se inclina por la figura de Obrador. Quienes no simpatizaron con él, pronto empezaron a criticar su forma lenta de hablar, otros echaron en el mismo costal a Morena, diciendo “todos los partidos son iguales”, quizás sin haber hecho el esfuerzo de ir siquiera a votar.
Muchos deseaban ver en lo inmediato un real cambio, transformación, ignorando la desesperante lentitud, tiempo que se necesita para ello. Pese a lo difícil que fueron los primeros días del nuevo gobierno, enfrentar al huachicoleo, falta de gasolina, violencia, narcotráfico, la gente sigue fiel al presidente, quizás dos años, pues pronto fue presa de la desbordada propaganda antigubernamental, insurrección de gobernadores que se declaran en rebeldía en Michoacán, Jalisco, Guanajuato, Tamaulipas, que se eleva con la epidemia del Covid-19, aprovechando que la humanidad no estaba preparada para enfrentarla.
La oposición prende veladoras, deseando la muerte por el Coronavirus de miles de compatriotas, para ver su sueño de botar a Obrador del gobierno. Como ello no se cumple, a principios del 2023 aceptaban ya su anticipada derrota en el 2024. Sus mejores cuadros, tras arduas jornadas de estudio, trabajo encontraron la fórmula para salir a competir, sin el temor de ser criticados por haber sido los mejores represores, ladrones del erario o tesoro público. La “brillante” idea, cuento fue proponer que fuera la llamada sociedad civil, la gente, el pueblo quienes propusieran los candidatos a diversos cargos públicos, haciéndose a un lado como partidos, como máximas autoridades, dejando que las organizaciones sociales, organismos no gubernamentales decidieran todo.
El cuento, no hallaba sustento, los meses pasaban, muchos priistas, panistas, perredistas se bajaban del barco a punto de hundirse, pero de pronto, aparece en el escenario, providencialmente, la indígena, que por su extrema pobreza, se ve obligada a vender gelatinas para sobrevivir, la suerte de la oposición acaudillada por el empresario Claudio X González Guajardo, es encontrada en la figura de Xóchitl Gálvez. Ello fue oxígeno, vida para los desalentados secretarios generales de los tricolores, blanqui azules y soles aztecas, quienes hoy lucen felices, engallados.
Morena fue tomado por sorpresa, ahora el escenario para ganar se ve difícil, debido al carácter voluble que tenemos aún muchas y muchos mexicanos, por nuestra falta de conocimiento de lo que realmente es la Cuarta T, de lo poco o nada que se realiza por parte de una desconocida militancia morenista para organizar, mostrar a la gente las obras, adelantos, triunfos presidenciales que si los ha tenido. Pues por lo menos, después de treinta años, de no haber nada de plan económico, social, petrolero, de comunicación, turístico, para atraer empresas de Asia, Estados Unidos de América a México hoy existe una mínima base, para hacer posible un proceso de desarrollo. Recordemos el cinismo de los priistas y panistas en el gobierno presidencial cuando se les preguntaba por un modelo económico, contestaban: “El mejor, es el que no existe”.