Fidel Rodríguez Ramos

  Un poco más de cincuenta días, nos separan para que se cumplan nueve años de la desaparición de 43 chamacos normalistas, de la escuela Isidro Burgos en Ayotzinapa, Guerrero. De esa trágica situación solamente se ha podido comprobar la muerte de tres estudiantes, de los demás no se sabe absolutamente nada.

   Ese condenable hecho sucede en la administración de Enrique Peña Nieto y, la Constitución lo consideró, como hoy a Obrador, como la máxima autoridad militar, él sabía perfectamente lo que estaba sucediendo, en tiempo real, en la fatídica noche y madrugada del 26 y 27 de septiembre del 2014 en Iguala, Guerrero. Investigaciones dicen que en el hecho participan elementos del ejército y marina. Un cuerpo especial de la policía guerrerense, altamente preparado y, por supuesto autoridades de los tres niveles de gobierno.

   El pueblo no solamente de México, se sintió ofendido, de ahí que en un inicio se realizan multitudinarias manifestaciones, exigiendo la aparición de los jóvenes. Por esa presión el Presidente sostiene una reunión con los padres de los desaparecidos, y según una persona informada, nos comenta que Peña Nieto les declara que los normalistas pertenecían a un grupo clandestino, guerrillero. Para confundir, después se agregan más suposiciones como decir que formaban parte de un cartel del narcotráfico.

   Esas suposiciones, han servido para seguir confundiendo, evadiendo una situación que debe ser aclarada pues la misma Constitución plantea la obligación de que las autoridades extiendan una explicación veraz, cierta. Se dicen verdades a medias, los medios de difusión condenan investigaciones serias que vienen a realizar expertos de otros países. Diciendo, afrentosamente que sólo vinieron a llenarse los bolsillos de dinero. Pero no dicen nada sobre la necesidad de pedir la extradición de Tomás Cerón, una persona que tiene mucho que declarar, quien se ha refugiado en Israel.

  Esos investigadores comentan que los normalistas no fueron cremados como siempre se aseguró, para después tirar sus cenizas en un río. En sus razonamientos aseguran que su desaparición fue producto, después de haber tomado sin saberlo un autobús que transportaba heroína a los Estados Unidos de América, una acción que cotidianamente se realizaba.

  Para más desgracia hacia esa tragedia, la misma es usada, por integrantes del llamado Frente Amplio por México (PRI-PAN-PRD), para exigir a Obrador una plena aclaración del suceso, mientras Peña Nieto descansa en la Madre Patria, en España. Muchos elementos hay involucrados, que se aprovechan como asestar un duro golpe a las normales rurales públicas, que fueron una demanda, exigencia de quienes participan en el movimiento revolucionario de 1910-1921, no fue pues un regalo, una graciosa dádiva de los poderosos que hoy desean acabarlas a cualquier precio.

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