Alicia R. Ramírez
Poco antes del año dos mil, el Presidente hablaba preocupado a sus asesores: “Señores cómo le
hago, miles de chamacos desean ingresar a los niveles superiores de estudio, eso representa
mucho gasto. Además, toman los edificios universitarios, bloquean bancos, grandes comercios, la
bolsa de valores exigiendo su entrada a las aulas, eso es una gran molestia, nos pone mal en el
extranjero”.
Al Presidente, alguien le responde. “Si me lo permite, yo le voy a decir el remedio, y éste nada le
costará, al contrario, se quitará de encima un grave problema”. Dime, como es esa salida. Muy
fácil, hace una señal y aparece un hombre bien vestido. Su excelencia yo le atiendo el asunto, le
explico, mire de hoy en adelante haremos una difícil prueba a quienes deseen llegar a cualquier
universidad, a la UNAM, un examen que además pagaran ¡para no entrar!. Joven que no se sujete
a esa “formalidad”, no será tomado en cuenta en las listas que nosotros a nuestro gusto
manejaremos.
Oiga usted, contesta la máxima autoridad, usted es un genio, cómo no se me había ocurrido
antes. De esa forma, se crea el Centro Nacional de Evaluación (CENEVAL) quien ha aplicado
millones de arbitrarios exámenes en todo el país, amasando una gran fortuna y, por supuesto
comparte unas migajas con gobernadores, rectores de las máximas casas de estudio en la
república, violentando la autonomía universitaria, pero ¿eso a quién le importa?.
En los primeros años del segundo régimen del siglo XXI, el Presidente llama a Los Pinos a sus más
apreciados amigos. Llegan como de rayo y, con mucho respeto le preguntan el para que los
necesita. ¡Déjense de falsos halagos!. Vamos al grano, para ustedes tengo un fabuloso negocio que
les acarreara enormes cantidades de dinero, miles de millones de pesos. ¿Y eso cómo es? Les
contesta: “Miren de hoy en adelante hasta el 2030, cada año se les entregará todo el dinero
necesario para que atiendan los reclusorios del país. Por ejemplo, usted amigo Carlos Slim,
manejará una prisión donde hay cupo para tres mil reclusos y, si por ejemplo hay sólo mil
delincuentes tras las rejas, se le entregara lo demás que corresponde a los otros dos mil. ¡Oiga eso
es fabuloso!. Pero ¿cómo le hago para atender mis muchos otros negocios?. Fácil, entregue el
changarro a otro camarada, éste lo recibirá a cambio de darle el porcentaje que usted considere
necesario. Los demás “distinguidos” rat…empresarios gritan: ¡Viva nuestro gran Presidente que es
un verdadero genio para beneficiar a sus amigos!. El gusto, se atenúa después del 2018, pues los
beneficiados son llamados por el primer mandatario, quien seriamente les comunica: “Señores la
nación no puede seguir consintiendo esto que es un verdadero perjuicio, robo para el pueblo. Hoy,
quieran oh no, estableceremos nuevas reglas para atender las prisiones que se han convertido en
un negocio privado”. Con todo respeto señor presidente, eso no se puede hacer, porque tenemos
documentos oficiales “legalizados” que no se pueden incumplir porque la Constitución… ¡Déjense
de cuentos!. Oh aceptan lo que les voy a proponer o nos vamos a arreglarlo jurídicamente. De
acuerdo, contesta un familiar de Carlos Salinas de Gortari, díganos la primera regla.
El acuerdo consiste en rebajar las cuotas de dinero, el tiempo, años para “atender” algo que se
convierte en un perjuicio para la patria. Pues una de las cláusulas que firman con quien les entrega esa forma fácil para obtener carretadas de dinero, garantizaba renovar la concesión por otro
período de años.