Fidel Rodríguez Ramos
Producto del rechazo a la recuperación de nuestro petróleo en 1938, es la aparición del Partido
de Acción Nacional (PAN), que no estuvo de acuerdo con la práctica de que los pueblos del mundo
recuperaran, nacionalizaran sus legítimas riquezas, disfrutadas por una minoría de compañías
extranjeras, quienes abusaban hasta límites inconcebibles, por ejemplo en Guatemala se pide a
una empacadora de bananas norteamericana, el reajuste de un impuesto, el gobierno le pide un
dólar por caja de esos frutos, la empresa yanqui no acepta y para no pagar nada, prefiere arrojar al
mar todo el producto, miles de toneladas.
Una cosa buena debe reconocérsele a los panistas de esos primeros tiempos, el de no aceptar
ningún centavo del gobierno para organizarse, pelear para obtener presidencias municipales,
diputaciones, senadurías, gubernaturas, toda la actividad política la cubrían, pagaban ellos
mismos, además no cualquiera podía formar parte de sus filas. Firmemente resistieron muchos
ataques del PRI, sufrieron muertes de sus militantes y por ello multitudes de gentes en Nuevo
León, Jalisco, Guanajuato, Yucatán se sumaron al PAN.
Eso seguramente lo desconocen los actuales blanquiazules, pues se matrimoniaron con los
revolucionarios del PRI, con los perredistas que en alguna ocasión se considerara un fuerte partido
de la izquierda, seguidores de las ideas de Marx, Engels, Lenin satanizados, odiados por la llamada
derecha, por los conservadores.
Y por si fuera poco los panistas, aseguran con sus nuevos amigos, que ellos son el más limpio,
claro ejemplo de la democracia, frente a un malvado partido guinda que se empeña en recuperar
lo que alguna vez fuera patrimonio de la nación, como Comisión Federal de Electricidad (CFE) para
ofrecer energía, usando las ganancias de esa industria, para hacer hospitales, formar médicos,
contratar maestros, obreros petroleros.
Siendo ejemplo de la más pura democracia, entregaron a los Estados Unidos de América el
OCHENTA por ciento de la economía mexicana. Eso por supuesto que no es democracia. Pues la
democracia se dice que es, además de votar, aumentar cada día el bienestar de los mexicanos,
ofrecerles más salario, estabilidad laboral, atención médica, vivienda, cuidado de su integridad
física, educación, acceso a la información, vacaciones, pensiones, jubilaciones, ambiente sano cosa
que ni remotamente sucede desde 1982, pues desde ese año hemos ido perdiendo todo.
Y lo más increíble a esos furiosos democráticos, ¡para que nos sigan dañando!, se les pagan
abusivos salarios, más altos que los que se dan al actual presidente. Los panistas, priistas,
perredistas colocaron a quienes cuidan sus sagrados intereses en la Suprema Corte de Justicia de
la Nación (SCJN), donde los ministros portan togas de seda cuyo costo es de medio millón de
pesos.