Fidel Rodríguez Ramos
En el planeta existe una gran contradicción, la existencia, conforme pasan los días, de una inmensa mayoría que no tiene nada y, por otro lado, una minoría que lo tiene todo. Eso sucede en todas las naciones. Lamentablemente esta última fracción es la que impone su modo muy particular en todas las cosas, sentimientos y quehaceres, aconseja, trasmite un sentimiento irrespetuoso a lo que nos rodea, como a los bosques, selvas, floresta pues cada año promueve la destrucción de millones de hectáreas, de la maravilla que nos brinda oxígeno.
La minoría que tiene el verdadero poder, no tiene piedad con los que más sufren por las guerras, como en Ucrania, donde con el deseo de dominar al planeta, gastan, derrochan enormes cantidades de dinero, los empresarios norteamericanos han dado al presidente ucraniano ciento veinte mil millones de dólares, para que continúe haciendo una guerra absurda que ha elevado el precio de la gasolina, gas, alimentos en el orbe.
Esa falta de respeto invade todo, a uno mismo, pues contentos abusamos de las llamadas drogas legales como el alcohol, sin que nos importe dañar una maravilla única en el Universo. La minoría impone la desunión en las familias, donde los integrantes más decididos la dañan o arrebatan sus bienes. Nada se salva, ni la escuela, donde por todos los medios se desea que ésta no sea efectiva, interesada en promover el desarrollo, la ciencia, el potencial que tienen cientos de millones de niños. En México se ha llegado al grado de quemar libros, impedir su distribución en más de siete Estados.
Quienes son el verdadero poder se contradicen, por un lado, exigen se cumplan las leyes, y por otro lado las desobedecen abiertamente, pues el único que puede, legalmente, hacer una propuesta educativa es el gobierno federal. Quienes exigen una participación social en el diseño de libros, planes de estudio son quienes tienen a sus hijos en escuelas de paga, privadas no solamente aquí sino en colegios exclusivos, religiosos de Canadá, EUA, Inglaterra, Francia.
El dueño de Elektra condena los libros actuales, viendo la posibilidad de evadir con ello el pago de impuestos, cuarenta mil millones de pesos. Ese incumplimiento constitucional es lo que impide que la educación sea gratuita. La minoría exige que la escuela promueva valores, ocultando que ellos desprecian a los maestros en todo el planeta, impidiéndoles una libre organización. Que desprecian los mares donde han arrojado, en el 2022, 15 millones de toneladas de plástico. Aquí en México se arrojan cien mil toneladas, desde las costas de Tamaulipas hasta Yucatán. Desde Ensenada hasta Chiapas. A pesar de ello a esa élite no le ha sido posible acabar con los naturales sentimientos solidarios de los niños, pues en Pátzcuaro, una escuela primaria estuvo todo el día con su comunidad honrando el 15 de septiembre.