Adén Castro

   ¿Por qué tanto odio, resentimiento de la familia Calderón-Zavala contra la sociedad mexicana?. Desde España el expresidente Felipe Calderón Hinojosa, declara abiertamente que la mujer que no pertenece a ningún partido político, Xóchitl Gálvez, debe pedir la ayuda de los Estados Unidos de América, para que el gobierno de esa poderosa nación acuda a vigilar las elecciones presidenciales del 2024, pues de no hacerlo los intereses norteamericanos serán carcomidos, dañados por quienes desean eliminar, definitivamente, la democracia en México, toda vez que el PRI y PAN son, según Calderón, un cascarón vacío, sin la fuerza suficiente para vigilar las casillas, tener presencia en todo el proceso de organización, desarrollo electoral.

  Considera necesario que Xóchitl Gálvez “exija” al ejército nacional, su participación, no para cuidar a ella o a Claudia Sheimbaum, sino a la frágil democracia, avasallada, controlada desde el 2018 por Obrador y el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Más que ayudar a la ingeniera ese pronunciamiento, abre más la desconfianza hacia quienes aseguran respaldarla, el PRI, PAN y PRD, pues el absurdo de Calderón lo muestran como quien habla sin tener ningún control sobre sus pensamientos, o buena ilación de sus ideas, es descabellado lo que dice, como si anduviera beodo, briago.

   Calderón se coloca en la misma locura de varios representantes de EUA, de seguidores de Joe Biden, Donald Trump que abiertamente claman por una urgente intervención militar directa a nuestra patria, usando su sofisticado armamento para eliminar, de una vez por todas a las pandillas o grupos de narcotraficantes que invaden con fentanilo todas las calles de sus ciudades, su venta, abuso cada año provoca más de cincuenta mil muertes, de gente principalmente joven. Miembros de los dos principales partidos políticos gringos, el demócrata y republicano claman porque la presencia de los marines, rangers sea una realidad en una nación, donde creen que el gobierno y los carteles son la misma cosa.

  Y no son ocurrencias, declaraciones sin ninguna base, pues Trump confiesa hace poco que estuvo a punto de arrojar misiles contra los narcotraficantes mexicanos. El deseo de invadirnos forma parte de la retórica para ganar simpatías, votos de millones de gringos. El gobierno americano no se siente parte del problema de la drogadicción, no reconoce que su economía se mueve gracias al traslado, consumo, venta de estupefacientes. No reconoce que con esa actividad se usa una gran cantidad de armas mortales, y como lo va a admitir si la mitad de las armas que se venden, usan en el planeta salen de sus fábricas.

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