María Lupita R. Rosas

  En España se puede contratar a una mujer para que acuda a asear alguna vivienda, con el requisito que lo haga con diminutas prendas. En los Estados Unidos hay cafés, restaurants donde a uno lo atienden chamacas con los pechos al aire; ya en México en muchos negocios que solicitan dependientas, se exige que éstas además de hermosas tengan buena figura, supuestamente para atraer a una amplia clientela.

   Los políticos gustan contratar a bellas mujeres, para que se presenten con ellos en sus actos, las edecanes mientras más bellas, más solicitadas son. Este desmedido abuso, el aprovecharse de la falta de oportunidades, para las féminas, llega a extremos insospechados, hace tiempo con el llamado Rey de la Basura en la Ciudad de México, el dirigente del PRI que hoy se encuentra preso, por tener a su disposición un verdadero harem de jovencitas que eran reclutadas por una mujer, para el repulsivo sujeto.

   No se vale que hoy ante la vista de todas, y sin que digamos nada, la hermosura, gracia, belleza de nuestras semejantes, se use como una vil mercancía para sobrevivir por la falta de reales oportunidades de trabajo, eso por ejemplo se observa, cada vez más en la televisión donde quizás es requisito tener buen cuerpo, para tener buen raiting, audiencia, “jalar” a los televidentes, quienes muchas veces ni siquiera saben lo que se les comunica por estar viendo otras cosas.

  Debería existir un código para que ya no se permita tal ofensa a nuestras compañeras, pues lo que debe prevalecer es la experiencia, ánimo para hacer bien las cosas, profesionalismo dejando fuera ese aspecto, abuso de la necesidad que se tiene para sobrevivir en este injusto país. En 1989 hubo una gran insurgencia en el Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE), debido, entre otras cosas, a que los dirigentes sindicales se aprovechaban de la necesidad de miles de maestras, secretarías, mujeres que deseaban entrar a trabajar a la SEP como intendentes, muchas lograban hacerlo después de ofrecer favores sexuales y dinero, por si fuera poco. Recordemos las mujeres somos seres humanos NO OBJETOS PARA AGRADAR. 

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