Fidel Rodríguez Ramos
Los únicos y únicas que se la pasarán de lujo en Navidad y Año Nuevo, son los que integran una
favorecida minoría, dizque política, mantenida con los impuestos que pagan más de ciento treinta
millones de mexicanos, y decimos dizque porque ni siquiera tienen la primera cualidad que debe
tener cualquier persona que se precie de ser política, la de condolerse por los problemas,
tragedias de los demás.
La clase política sigue en lo suyo, la locura en su máximo esplendor, pues mientras sabemos de la
muerte de once jóvenes en Guanajuato, los candidatos de los partidos políticos nos hablan de
cosas que quizás pasan en otro mundo, para ellos no hay violencia, miseria, falta de trabajo. No
tienen misericordia de los pobres, pues muy contentos están ya gastando una parte de los más de
setenta mil millones de pesos, presupuestados para las elecciones del 2024.
Gasto inútil pues sólo dos personas están en el imaginario de la gente: Xóchitl Gálvez y Claudia
Sheimbaum, las demás personas son unas y unos perfectos desconocidos, que rezan porque gane,
quien ya desde ahorita los está cobijando, dinero tirado a la basura en papeles a colores, viajes,
reuniones que a fin de cuentas pagaremos todos. Lo que son los partidos, bien no lo demostraron
en pleno Covid-19 hicieron campañas, dieron “informes” de gobierno cuando por las extremas
condiciones lo único que podía hacer uno era encerrarse.
Pese a ello se imprimirán más de 250 millones de boletas para votar por senadores, presidentes
municipales, gobernadores, diputados, que no se usaran, pues en el 2018 sólo se presentaron en
las urnas: cuarenta millones de votantes, hoy la cifra no cambiará, debido a que millones de
personas, ya desde ahorita, se sienten ajenas a un proceso donde ni de chiste se les ha tomado en
cuenta, las elecciones ya sólo son un negocio, donde los dirigentes del PAN, PRI, PRD, Morena se
reparten los puestos de representación popular a su gusto: Por ejemplo Marko Cortés ya se anotó
para estar otra vez en el Congreso de la Unión; al igual que Ricardo Anaya que hace el milagro de
aparecer después de estar viviendo en los EUA, atendiendo a la seguridad de su familia, porque
aquí en México la cosa pinta muy mal. Cortés y Anaya no desean correr riesgos, no harán
campañas, gozarán de las llamadas candidaturas plurinominales, ellos no están para andar
tocando puertas, repartiendo volantes en los cruceros.
Hombres y mujeres que no conocíamos de pronto están en los medios de difusión, prometiendo
las perlas de la Virgen a los incautos. Ellos, los aspirantes, repetidores que no sueltan el hueso,
nunca han conocido lo de: “las palabras no son nada, los hechos lo son todo”. La política sólo sirve
para estar bien, como Lorenzo Córdova Vianello, quien cuando estaba en el Instituto Nacional
Electoral (INE) ganaba más que Obrador: cinco millones de pesos.