Fidel Rodríguez Ramos
En una normal de Veracruz, solicitamos tener una plática con los maestros, nos lo permitieron,
pero siempre y cuando la cosa no pasara de quince minutos. El asunto era grave, había la
pretensión de quitar el empleo a más de un millón de docentes en el país, quien me acompañaba
empezó a hacer uso de la palabra, a los pocos minutos alguien lo mociona, para decirle: “sí no
tiene nada nuevo que comentar no tiene caso estar aquí”.
Preocupado, inmediatamente tome su lugar, los comentarios sobre ese delicado asunto llegaron
a más de dos horas. Todavía al final un docente, me acompaña a la salida deseando saber más del
asunto. Ha sido un problema muy feo, la palabra ha sufrido un fuerte ataque, se ha disminuido su
valor, nadie o muy pocos la quieren. Hemos llegado al grado de burlarnos de ella, a pesar de que
es lo que nos distingue de los demás animales, al discurso se le llama “choro”, “rollo”, la
descalificación de las palabras es inmediata: “no mam..s”. Diciendo eso, todo, está arreglado, ya ni
para que buscarle.
En la comensalía, desayuno, comida, cena para no hablar la familia, los integrantes de la
misma tienen enfrente a sus celulares, para evitar hablar con los papás, hermanos ¿para qué?
¿qué me pueden ayudar, decir sobre mis cosas, intereses o problemas que además los viejos ni
entienden”?.
Por algo, hay un programa de recuperación mundial para salvarse del alcoholismo, muchos no
saben que gran parte de esa tragedia se alivia con algo muy sencillo, con la palabra. No hablamos,
no nos hablan para decir que gracias al alcohol, a las drogas, la gente, además de perdida, aporta a
la economía de los EUA cada año, 600 mil millones de dólares, otros expertos dicen que no, que
eso es mentira ¡que es tres veces mayor!. Eso es lo que pagamos por no hablar.
En treinta y tres años de trabajar con los adolescentes y niños, sólo dos se me acercaron para
decirme esto: “Me gustaría saber ¿por qué fue la Revolución Mexicana?”. Una adolescente de
Quiroga, Michoacán me impacta diciendo: Porque en las escuelas no se tratan los tema de saber
¿para qué venimos a este mundo? ¿Qué se debe hacer para ser feliz y triunfar? ¿Cuál es nuestro
compromiso con el planeta? ¿Con qué se puede ayudar a nuestros semejantes?. Apenas, después
de 62 años, pude escuchar a una gran artista de EUA expresar: “éste sistema no sirve, es
importante luchar por el socialismo”. La valiente mujer lo hace cuando Trump llega al Capitolio,
igual Madonna con miles de personas gritaron, escribieron en cartulinas: “él no es mi presidente”.
Cercas de Pátzcuaro, ocurrió un hecho dramático, que de alguna apoyan a lo anterior, una
persona, supuestamente todavía bajo los efectos de las drogas caminaba llevando la parte de un
cuerpo, portando además una escopeta de gran calibre. Al tomar uno alcohol, drogarse expulsa
algo de lo mucho que se trae al interior, que te destroza, por eso las cantinas tienen mucho éxito,
porque ahí te atiende quien está al otro lado del bar, despachando. Gentes que llegan y que ni te
conocen, al calor de las bebidas, uno familiarmente, empieza a hablar con ellas, cosas imposibles
de ser atendidas por tu esposa, papá, mamá, hermano, amigos o parientes; en Pátzcuaro, todavía,
muchos abordamos el transporte público sin siquiera decir ¡buenos días!, para evitarnos eso
quizás por vergüenza, falta de educación, discriminación o porque no nos han dejado hablar
nunca, ni en la escuela, iglesia, muchos menos los del gobierno, en sus tres niveles, hacemos como
que vamos hablando por el celular, sin ser cierto.