Que no se puede decir, ante la tragedia que acabamos de padecer en Torreón, Coahuila, después
de un partido de fut-bol, entre el Santos Laguna y Rayados de Monterrey, de una acción criminal
que sucede al finalizar un partido de la liga mexicana, donde lo principal no es una sana
convivencia, sino el vil negocio de ganar dinero, engañando a la gente, haciéndole creer algo que
no existe, ni siquiera la seguridad en los estadios, o el cuidado a los aficionados, que muchas veces
están en serio peligro de perder la vida, por la exaltación de los ánimos, desbordamiento de la
pasión.
Todos lo sabemos, después del partido señalado, el domingo 21 por la noche, la porra del
Monterrey esperaba su transporte para regresar a casa, pasa una camioneta con placas
extranjeras, les gritan ofensas, que supuestamente es respondida por los aficionados del Santos, a
los quince minutos vuelve a pasar el auto para virtualmente arrojárseles, causando la muerte de
una mujer de 52 años, dañando a varios jóvenes, provocando que a uno le amputen una pierna, y
tener a otros en estado delicado hoy.
La clara agresión, nos muestra descuido, inseguridad, falta de medidas precautorias, tanto en el
interior como exterior del estadio Modelo, pues la actividad de las fuerzas del orden, el
compromiso de la liga no debía terminar hasta ver que todo había finalizado. Hechos bochornosos
hemos padecido, aún no se ha borrado lo que vimos en Querétaro, hace poco tiempo, donde
familias enteras fueron golpeadas con saña por los aficionados, los espacios de sana convivencia,
que así deberían serlo, se han convertido en trampas mortales; no hemos aprendido nada, se
sigue en lo mismo: en el NEGOCIO.
Negocio porque los medios, cada año nos quieren hacer creer lo que no existe, un deporte donde
no destacamos, por la falta de muchos elementos, donde los futbolistas son tratados
indignamente, donde no hay motivación para ellos. Donde a fuerzas se nos desea hacer creer en el
gran predominio de un equipo ligado a Televisa, a quien, con gritos, se promociona, como si fuera
la gran cosa, olvidando que debe, y todos los equipos, promotores de una vida sana, no ligada al
consumo de bebidas embriagantes, apuestas y vil comercialización, nada hay que ver las camisetas
de los jugadores: plagadas de parches publicitarios, vil negocio que se percibe desde que uno
entra a los estadios, letreros luminosos y una publicidad abrumadora: Mete un golazo Tutzi; Tutzi
te dice el marcador…
Antes de que finalicen los partidos, se obliga, indignamente a la banca, a que haga ejercicios de
“calentamiento” dando la espalda a los aficionados, para mostrar marcas publicitarias. Si ese
hecho lamentable, donde nos solidarizamos con las víctimas, no nos sirve para EXIGIR que ya no
vuelvan a suceder esos hechos que nos evidencian como gente inculta, que ni siquiera somos
capaces de ver un encuentro deportivo, con gusto, emoción y sobre todo con RESPETO. (RRF)