Adén Castro
Y además de engaño, perversos negocios, Ernesto Zedillo como presidente, entrega gran parte
del sistema ferroviario a Germán Larrea, exitoso dueño de la tercera mina en importancia a nivel
mundial, por su alta extracción de cobre, la de Cananea, ese recurso nuestro se lo entrega Carlos
Salinas. Además de Larrea nuestro ferrocarril se lo entrega a empresarios norteamericanos,
quienes en pocos años recuperan la concesión que habían comprado a vil precio, como era
negocio ellos lo revenden a otros mercaderes, que trazaron la vía desde Lázaro Cárdenas hasta
Canadá.
El permiso, la concesión se dice que fue por cien años, al pueblo se lo llevó el tren pues
inmediatamente perdimos el transporte de pasajeros, que animaba la economía de amplias
regiones. Despidieron a todos los ferrocarrileros, no los apoyamos, y solamente unos poquitos en
Sonora, Chihuahua se pusieron en las vías para protestar por la forma tan arbitraria en que se les
liquida, quita su fuente de empleo. Los nuevos dueños exigieron todo saneado, nada de sindicato
molesto, prestaciones de ley.
El golpe nos noqueo, no supimos la gran jugada del nefasto PRI y PAN, que al quitarnos algo que
pertenecía al pueblo mexicano, se le regala a una minoría. Ganancias por todos lados, pues ya sin
el servicio de pasajeros, como por encanto de magia, surgen nuevas líneas de autobuses, lujosas,
costosas unidades que monopolizaron todo el transporte por autopistas, desde el corazón del país.
No había de otra, todos nos vimos obligados a utilizarlas por casi tres décadas, sin saber, como lo
descubre Obrador, que con letra chiquita se escribe en el contrato entre el Estado y empresarios,
que podíamos seguir con el tren de pasajeros.
Los ganones, fueron quienes monopolizan las rutas, claramente vimos cómo se reparten el país,
se llega a decir que había un nuevo dueño en una lujosa línea (ETN), un expresidente de la
Republica. Vicente Fox con su esposa también consintieron la jugada, seguramente algo también
obtuvieron, como el recibir autobuses destartalados, viejos, descontinuados que llegaron a usarse
como salones de clase, esa “novedad” llegan al grado de presumirla.
Todo mundo ganó, claro los que pertenecen o tienen ligas con el gran poder, como las empresas
automovilísticas que vendieron millones de unidades, sin importarles el calentamiento global, el
derroche de tiempo, combustible, dinero. Ganaron los que construyeron las autopistas, con sus
caras casetas de peaje. Todavía, a pesar de esas barbaridades cometidas contra los mexicanos,
quienes las realizan, apoyan esperan ganar la Presidencia el próximo 2 de junio. (Adén Castro)