No puede ser que después de la caída de un hermoso árbol, frente al nuevo mercado municipal,
que se está edificando, estén ¡todavía! los comerciantes en ese lugar, un amable visitante de ésta
página electrónica dice, con mucha razón, que el sitio por la magnitud de la obra es peligroso,
camiones de carga pesada transitan por ahí, en medio de quienes ofertan fruta, artículos de
plástico, todos aglutinados como sardinas, esa confluencia de calles es un caos, con poca vigilancia
de tránsito, policías, mientras el costado de la Biblioteca Gertrudis Bocanegra luce vació.
Igual está la banqueta de Libertad, la que se encuentra en las peluquerías o tortillerías, todo un
caos, olores de las primeras y segundas aguas, de nada, ahí ha servido la instalación de una reja,
donde antes estuviera el restaurant de El Pollito. Nuestros comerciantes no se merecen eso, si hay
esos olores nauseabundos es porque por la tarde o noche, brilla por su ausencia la vigilancia.
Pues quien sabe que estamos pensando, la plaza chica, habilitada como nuevo mercado por
otros dos años, es un sitio que está sujeto a un incendio (que ya ocurrió antes, al finalizar los
sesentas del siglo pasado); algún accidente con el gas, sería terrible que ocurriera eso. Hay, lo
hemos reiterado muchas veces, otros lugares cercanos, donde bien pudieran instalarse los amigos,
amigas oferentes, por ejemplo, frente a la secundaria federal, el sitio es amplio, pero sólo, como
siempre, las ganancias son primero, se prefiere usar para los juegos mecánicos por una generosa
cantidad de dinero, primero está la diversión y muchísimo después la seguridad, la dignidad de un
buen sitio donde estén, los que llueva o truene deben salir a ganarse el diario sustento.
Triste aspecto muestra ya, lo que es el patito feo de la ciudad, la plaza chica, convertida en una
nueva Torre de Babel, combis, autos transitando lentamente, un pequeño tramo para que
transiten y, no se diga Siete Esquinas, como es posible que no haigan las ganas, para poner un
poco de orden, flojera seguramente da indicar, por lo menos al transporte público transitar por el
libramiento. Las banquetas son un serio peligro para la gente adulta, en fin, todo un relajo, ni para
que seguirle, todos amontonados. Que no se desean otras alternativas, dicen, porque los
compradores afirman que: “está muy lejos la presidencia municipal”, convertida en mercado,
mientras se renta el edificio cercano al Guani. O el Tariácuri, abandonado. No hay ningún interés,
por lo que se ve en prevenir desastres o caídas; por ejemplo, frente a la clínica del ISSSTE ya lleva
AÑOS lo que aquí mostramos. Pero eso sí, todo el santo día anda un hombre recorriendo TODAS
las calles para reportar si las construcciones, remodelaciones de casas tienen permiso; si hay
arena, piedra, grava en las avenidas para multar. (FRR)

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