Alejandro Martínez Castañeda
De acuerdo a la literatura en la materia, “el ecologismo es una ideología política y movimiento
social que tiene su origen a partir de la segunda mitad del siglo XX. Se fundamenta en la defensa y
la protección del medio ambiente como eje central de cualquier acción política”.
Entre los planteamientos más importantes que se hacen desde el ecologismo se encuentran: La
defensa de la naturaleza; un modelo de sociedad diferente, política, social y ambientalmente
responsable; fomentar la educación ambiental; rechazar el consumo de productos con impactos
ambientales negativos; promover el reciclaje como práctica para conservación de los ecosistemas;
y fomentar leyes de responsabilidad ecológica (Raffino, 2020).
Las especialistas Blanca Crespo y María Atienza alertan que se requiere un cambio; “la vida debe
ser otra cosa; para ello, necesitamos transitar a otro modelo que ponga en el centro la vida, o lo
que es lo mismo: que no destruya a su paso el planeta que habitamos ni lo haga a costa del 99% de
la población, produciendo expresiones de precariedad, pobreza y desigualdad insostenibles”.
“Del mismo modo, el ecologismo social nos viene recordando desde hace décadas que vivimos en
un mundo con límites, que el planeta no es una fuente inagotable de recursos y que esto pasa
factura en un ecosistema interconectado y del cual nuestra propia vida depende”, destacan.
Reconocen la ecodependencia de toda actividad humana y la naturaleza como sujeto de derechos.
En este sentido, el compromiso con una transición ecológica exige decrecer tanto en los procesos
de extracción de recursos naturales como en el uso de fuentes de energía y en el mantenimiento
de los actuales niveles de producción y consumo.
En el artículo “Otro modelo económico para una transición ecosocial”, publicado en
https://www.economiasolidaria.org/, Blanca Crespo y María Atienza plantean que desde la
Economía Social y Solidaria (ESS) y en sintonía con otras economías transformadoras como la
feminista, la ecológica o la de los comunes, “se propone una agenda de medidas y prácticas
concretas que, llevadas al terreno de las políticas públicas pueden abrir algunas pistas valiosas
para el impulso de una transición ecosocial tan necesaria como urgente” .
Estas medidas nos muestran el camino para este cambio de modelo a través de políticas de
inclusión y cohesión social, para la sostenibilidad de la vida, al servicio de las personas y del bien
común:
Impulsar nuevos modelos alternativos de vivienda, basados en la colaboración y la
sostenibilidad ambiental: cooperativas de vivienda de cesión en uso.
Garantizar un empleo inclusivo que priorice la formación y la contratación de personas
pertenecientes a los colectivos más vulnerables.
Introducir la competencia ecosocial en el ámbito educativo, promoviendo una actitud
proactiva que ayuda a construir una ciudadanía activa y comprometida.
Garantizar la provisión universal y pública de los cuidados desde una perspectiva integral y
desde la corresponsabilidad de todos los agentes implicados, transitando de un modelo
público-privado a uno público social-comunitario.
Elaborar y poner en marcha un plan estratégico de transición ecológica, reducción de
emisiones y racionalización del consumo energético, hacia modelos circulares basados en
el decrecimiento.
Promocionar la producción agroecológica, la comercialización directa y el consumo
saludable y de proximidad, así como el fomento de iniciativas de la ESS como los grupos de
consumo o los supermercados cooperativos.
Desarrollar líneas para la creación y consolidación de empresas de ESS.
Fortalecer las herramientas de las finanzas éticas y cooperativas que persiguen promover
iniciativas y proyectos orientados a la transformación social.
Fomentar programas de apoyo al comercio de proximidad, a los circuitos cortos de
comercialización y al mercado social que promueve la ESS.
Promocionar el comercio justo como forma alternativa de mercado y de consumo, de
sensibilización ciudadana y de denuncia de los mecanismos comerciales injustos y el papel
que desempeñan las grandes corporaciones.
Impulsar la promoción en barrios y espacios locales de actividades de impulso de las
economías comunitarias.
Impulsar políticas de compra pública responsable, en las que se introduzcan cláusulas
sociales y ambientales en los criterios de adjudicación y en las condiciones de ejecución de
los contratos.