No es posible que toda la atención de México, trate, a fuerzas de centrarse en una infumable
campaña presidencial, mientras los actores, que sólo son tres, dos mujeres y un varón, han
recurrido, vergonzosamente al auxilio, no del pueblo, sino de la jerarquía católica, dando una
muestra de lo que ha sido la historia del país, con la finalidad de que el interés levante, motive a la
sociedad, que la verdad, esta hastiada de nuestra clase política, a quien nunca les ha interesado la
suerte de sus semejantes, que son agredidos, desparecidos, muertos de una manera indigna.
Como acaba de ocurrir el pasado siete de marzo, en Guerrero, donde es asesinado el estudiante
de la normal rural de Ayotzinapa, Yanqui Khotan Gómez Peralta.
Lo más cruel, sobre su muerte se dijeron un montón de patrañas, mentiras, con la triste
intención, de confundir al pueblo de México. Diciendo las cosas al revés: que los estudiantes y no
los policías eran los culpables, pues los agentes del orden al ver amenazada su vida, pues
decidieron “defenderse”. Lo mínimo, porque este nuevo caso, cometido en perjuicio, otra vez, de
los más pobres, que pudieran hacer los responsables de la seguridad de los guerrerenses sería
renunciar, si, tantita vergüenza, tuvieran, como la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, quien por
mera chiripada, llega al poder en ese estado, sin tener la preparación, carácter suficiente, pues
solamente esta como un adorno, mientras todo el estado se le va de las manos como el agua.
No puede haber más atropello a la vida de esos pobres chamacos, su integridad física, para el
Estado no vale ni dos cacahuates, ellos a lo único que pueden aspirar, es a ser filmados,
fotografiados, cuando los ministeriales y todas las fuerzas del orden, los masacran cobardemente.
Todos los aparatos, dizque de justicia, se evidencian como fuerzas al servicio de quienes, a su
antojo, disponen de las riquezas, existencia de los demás.
Desde el 2011 se han registrado la muerte de once normalistas. La desaparición de 43 chamacos
desde el 26 de septiembre del 2014. Ningún partiducho, ha dicho esta boca es mía, para condenar
ésta nueva injusticia; mucho menos todo el aparato judicial, legislativo pues el primero se dedica
solamente a liberar a quienes fueron capturados por vender droga, asaltar, violar, robar. Por
proteger a los extranjeros para que sigan haciendo fabulosos negocios, a través del amparo. Si
todo ese aparato electoral partidario, deseara hacer algo por esta pisoteada nación, bastaría por
suspender este show, diversión, que se produce en un momento, en que la nación llora por sus
hijos. (FRR)

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