Desde que nacen los nuevos seres en éste, cada vez más devastado planeta, hasta hoy único, en
el más inmenso Universo, las niñas y niños, saben cómo se atenta cada vez más contra ellos.
Inútilmente, por todos los medios, desde el mismo hogar, se trata de ocultarles una realidad que
desdicen las palabras que parecen no salir del alma, corazón, pensamiento de sus mayores.
Ellos saben, desde el primer segundo de estar en éste mundo, si se les quiere o desprecia, si ya
después se les acercan con buenas o malas intenciones. Los infantes, a los pocos años, sin acceder
a ningún medio de difusión, como no sea lo que escuchan en sus familias, en el medio social que
les rodea, saben que la vida de los niños no vale nada en otras fronteras, en especial donde se
asegura que fue espacio donde naciera una de las más importantes religiones, donde se considera
que todos y todas son seres divinos, parecidos al Creador, ellos se preguntan ¿entonces por qué se
les elimina? ¿Por qué nadie dice nada cuando se quita la existencia a otro y otra diosa?.
Saben que hoy, ya todo lo que brinda la naturaleza gratuitamente, se ha convertido en un vil
negocio, que permite el enriquecimiento ilegítimo de unos cuantos, quienes a pesar de ello,
promueven las 24 horas el enfrentamiento entre hermanos, en los cinco continentes. Volviendo
en fabuloso negocio la fabricación, venta de armas. Esos negociantes de la muerte han ofrecido a
Ucrania casi un billón de dólares, en artefactos diseñados para matar con eficacia, la entrega no es
gratuita, pues cuando se firme una “paz”, lo entregado habrá de cobrare con altos réditos.
Saben que las palabras, en labios de quienes desde siempre han jugado con las mismas, son
falsas, no creíbles, no sustentadas, sostenidas en la realidad pues porque no se cumple aquello de:
“Ama a tú prójimo como a ti mismo”. ¿Dónde quedó el fuerte pensamiento que se desprecia en
cualquier centro de educación, instrucción?: “La verdad os hará libres”. Millones, miles, habremos
de morir sin saber cuál fue el legado, la herencia, las recomendaciones del más grande
representante de los cielos en la Tierra.
No se desea, por todos los medios, que se conozca, y eso los saben los niños, la rebeldía,
principios, obras de quien no pudo cumplir la tarea de salvar, redimir a gran parte de la
humanidad. En América, durante la llegada de los invasores europeos, no acepta la nueva religión
porque se preguntaban: ¿Cómo es posible que su Dios permita el que se nos reduzca, aprisione
para después ser quemados vivos?. Quienes promueven la nueva religión que llega a imperar en el
Nuevo Mundo, buscaron que nadie la conociera, malvadamente durante siglos, todo el ceremonial
religioso se ofrece en latín. Nunca se sabe lo que decía el sacerdocio, como loros repetían nuestros
ancestros: “Ora pro nobis”.
Hoy esos jueces se preguntan: ¿Por qué nadie sofoca las llamas de nuestros indefensos bosques?
¿Por qué se consiente que se ensucie lo que nos purifica, lo que nos quita las grandes manchas de
nuestro desbocado proceder, maldad? ¿Por qué nadie se conduele de los muertos y desaparecidos
en todo el orbe? ¿Por qué para recordar, honrar al Salvador sólo se utilizan de un largo calendario,
tres días, para que después todo siga marchando exactamente igual, con el predominio de la
violencia y la muerte contra los más indefensos: niños, adolescentes, mujeres y ancianos? ¿Por
qué, se premia al que quita la existencia a los semejantes?.
Esos niños, niñas que tienen como gran tarea salvar a una realidad farsante, cruel que está
llegando al verdadero límite de borrar a todo lo vivo en ésta cada vez más destruida casa. Deben
ser escuchados. (RRF)