Fidel Rodríguez Ramos
En México, quizás la mitad de la población trabajadora lo hace en la llamada, para más burla,
economía informal, donde debe laborarse en medio de los rigores del tiempo, sin tener la más
mínima posibilidad de recibir algún beneficio o derecho, esa realidad la empieza a construir Carlos
Salinas de Gortari desde 1988.
Pero, porqué, hoy la gente trata de ganarse el sustento diario, vendiendo cualquier cosa en la
calle, pues por la sencilla razón de que Salinas declara que el Estado ya no debería de cumplir con
su OBLIGACIÓN constitucional de promover el desarrollo en todos sus aspectos, debido a que
nunca en México se forma una verdadera clase burguesa, rica, independiente, hay una poderosa
clase enriquecida, que lo es gracias a que desde siempre ha estado recibiendo el apoyo
gubernamental, para aliviar sus múltiples fracasos, hoy nuestra élite poderosa es una simple
ayudante de los poderosos grupos que controlan el mundo.
Y, ya hoy, el gobierno federal no puede promover el progreso, porque prácticamente no tiene
nada con que hacerlo, pues cómo se va exigir, como lo piden los empresarios de los grandes
consorcios comerciales, impuestos a quienes venden en la calle elotes, camote, churros, dulces o
chicles, ropa, zapatos de segundita. Uno de los efectos nefastos, fue que de pronto el Estado al ya
no contar con trabajadores formales en sus dependencias, o en las empresas desaparecidas como
SICARTSA, ya no cuenta con el dinero de los trabajadores activos que garantizaban, con sus
aportaciones, las pensiones de los futuros jubilados, esa cadena de justicia social, fue posible
garantizarla durante décadas.
Ahora las pensiones desde 1997, es una responsabilidad de los mismos trabajadores, quienes
deben depositar cada día, semanas, quincena, mes el dinero suficiente que les permita vivir
después de laborar 28, 30 años. Ese bárbaro modelo se crea en Chile, después se impone a todos
los países, zafando de su responsabilidad a los empresarios y gobiernos. No son mentiras, ahora se
pide a los niños que empiecen a promover su propio retiro futuro, abriendo ya desde hoy, una
cuenta en las Afores.
En el año mencionado Ernesto Zedillo Ponce de León anuncia, sólo a los empresarios, la creación
del nuevo modelo de jubilación. Todo el dinero que se tenía, de millones de trabajadores, se les
entrega para que formen las llamadas Aseguradoras de los Fondos de Retiro (AFORES), de pronto:
BBVA, Carlos Slim, Ricardo Salinas Pliego, Elba Esther Gordillo Morales empiezan a jinetear miles
de millones de pesos, sin tener la más mínima responsabilidad en su manejo, si pierden, como les
ocurre en el nuevo aeropuerto de Texcoco, mil 300 millones de pesos, la pérdida se la cargan a los
trabajadores, si ganan pues eso es para quienes manejan las AFORES y el colmo, además cobran
¡por malinvertir el dinero de millones de personas!.
A esa barbaridad hemos llegado, sabedor de ese vil negocio en perjuicio de la poca clase laboral
formal, Obrador decide porque así lo GARANTIZA la Constitución, que cuarenta mil millones de
pesos no reclamados en distintas cuentas de las AFORES, se entreguen al IMSS para poder
garantizar, quizás por pocos años, pensiones de 17 mil pesos mensuales, pues hoy por LEY las
AFORES sólo garantizan un retiro de menos del cuarenta por ciento, de lo que se ganaba como
trabajador activo.

No hubiera dicho eso Obrador, porque inmediatamente quienes ya llevan años mangoneando el
negocio en que se ha convertido el PAN, PRI y PRD se le fueron a la yugular, diciendo que la
expropiación de las jubilaciones, ni siquiera la habían intentado Gustavo Díaz Ordaz, Enrique Peña
Nieto, Felipe Calderón quienes, supuestamente, han sido ejemplares gobernantes. Mientras la
pachanga del derroche, que nos está costando más de cien mil millones de pesos, continúa, todos
felices, como los banqueros extranjeros que nomás en los últimos meses han “ganado” setenta mil
millones de dólares.

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