Fidel Rodríguez Ramos

   Desde 1989, el magisterio nacional, se encuentra controlado por una partida de personas, que se dicen ser maestros, hablan, negocian, son tratados con honores, pues con diversos medios, incluyendo la violencia, tienen una presencia en casi todo el país, con excepción de Guerrero, Chiapas, Oaxaca.

  El grupúsculo es formado desde 1989, por Elba Esther Gordillo Morales, quien se convierte en la máxima dirigente del SNTE, hasta el 2013, año en que es metida a prisión, acusada de un mar de fechorías, como el asesinato de Misael Núñez Acosta. Ella fue secretaria general del PRI, influye para que Felipe Calderón sea presidente.

  Su grupo se reúne y nombran, para seguir hablando a nombre de más de un millón de trabajadores de la educación, a Juan Díaz de la Torre. A éste personaje, que por supuesto nunca agarra un gis, le sucede el actual secretario general Alfonso Cepeda Salas, quien gusta usar a golpeadores para imponer a sus incondicionales, en las secciones magisteriales del país.

    En el 2008, los maestros deciden seguir el camino que trazan dignos maestros en 1979. Se reúnen para expulsar a esa falsa dirigencia. Forman una nueva instancia con representantes de Veracruz, Estado de México, Educación Indígena, Zacatecas, Quintana Roo, San Luis Potosí, Guerrero, Guanajuato, Baja California. Michoacán nombra maestros de Zamora, Lázaro Cárdenas, Apatzingán, Morelia, Maravatío, Zacapu y Pátzcuaro, con la misma finalidad.

   Se usan todos los medios para esa desigual confrontación, se denuncia penalmente por homicidio, robo, a Elba Esther Gordillo Morales, se recorre todo el país, varias veces, para invitar a todos los maestros a botarla de un cargo inmerecido. Se pide alejarla del cargo, denunciándola hasta Suiza, en la Organización Internacional del Trabajo. En la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje; en la Fiscalía para Atender Delitos Electorales. Los docentes reciben, durante nueve años, una solidaridad nacional, donde se sufren agresiones desmedidas, como en Michoacán donde se invaden todas las escuelas normales públicas. En Nochixtlán, Oaxaca se llega al extremo de asesinar a varios habitantes, que apoyaban a los maestros.

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